La verdadera imagen de Duarte

La verdadera imagen de Duarte

El bicentenario nacimiento del general Juan Pablo Duarte, padre de la patria, al parecer pasará con menos atención que la que han merecido acontecimientos menos importantes, a lo cual ya estamos acostumbrados quienes lamentamos siempre la triste suerte del patricio.

Tan olvidado ha sido Duarte, y tan poco esfuerzo se hace para realzar sus invaluables méritos, que otras figuras históricas de cuestionables méritos e indudables lacras poseen cada uno su claque o coro de extemporáneos áulicos y se les ensalza desaforadamente.

Duarte por poco queda en la historia como una triste sombra. En efecto, existe una sola fotografía de Duarte, un retrato artístico realizado por el fotógrafo Próspero Rey en Caracas en 1873. La mayoría de las imágenes del prócer se basan en idealizaciones en las que el rostro es de cualquiera menos el del joven idealista que organizó La Trinitaria e hizo crecer el ideal patrio hasta lograr la separación de Haití.

Uno de los más conocidos rostros atribuidos a Duarte fue el que inventó Abelardo Rodríguez Urdaneta, que hasta ha figurado en nuestro papel moneda, y es quizás el que más fácilmente la mayoría de los dominicanos identifica con el Padre de la Patria.

A fines de los ’50, la Academia Dominicana de la Historia encargó a mi abuelo Tuto Báez una serie de retratos de próceres e historiadores dominicanos, entre ellos el general Juan Pablo Duarte y Diez. Este óleo sobre tela, hecho al final de la vida de Tuto Báez cuando ya estaba muy enfermo de un cáncer de próstata que había hecho metástasis, es de todos los retratos del patricio el más fidedigno según la única imagen real que se tiene de Duarte.

 Otro retrato parecido lo hizo Genoveva Báez, pariente de mi abuelo, a principios de los ’60, y desde entonces, hasta hace pocas semanas cuando fue retirado supuestamente para restaurarlo, estuvo en el despacho presidencial en el Palacio Nacional.

 Fue sustituido por un óleo de Miguel Núñez, excelente artista quien se ha especializado en crear magníficos retratos de Duarte, algo que hacía falta, así como en los Estados Unidos hubo excelentes pintores dedicados casi exclusivamente a realizar cuadros con la imagen de Washington.

 Un embajador venezolano aquí, Julio Portillo, publicó hace unos años un gran trabajo sobre la iconografía de Duarte. Conviene popularizar la divulgación de todo lo duartiano, pues no se ama lo que se desconoce.

Publicaciones Relacionadas