La vía más saludable

La vía más saludable

Siempre hemos dicho que hay una relación pecaminosa entre los actores del sector energético.

Una forma de pecado es la de los usuarios pobres y ricos, pero más estos últimos que los primeros, que sustraen la energía eléctrica, que no pagan por este bien.

Los otros pecadores son los distribuidores, que no hacen lo debido para cobrar la energía servida y que prefieren cargar a los usuarios puntuales la energía que hurtan algunos morosos.

En uno y otro caso hay una actitud pecaminosa que debe encajar en alguna parte de nuestras leyes, incluyendo el Código Penal.

Un tercer pecado es el de los apagones financieros, pues se priva de servicio, indistintamente, a quienes pagan la energía que se les sirve.

Y para empeorar las cosas, continúa habiendo «costos ocultos» que nadie desentraña, pero que se cargan a la tarifa que pagan los usuarios.

-II-

No creemos que haya que crear figuras jurídicas especiales para inscribir los actos de esta relación pecaminosa que se da en el sector energético.

El hurto de lo que sea, por los medios que sea, está penalizado severamente por nuestras leyes, y eso lo saben quienes usan la energía sin pagar por ella.

De igual manera debe estar penalizado, inscrito en alguna figura jurídica, el cobro indebido que se hace a los usuarios serios cuando se carga a su factura parte de la energía que no pagan los que la hurtan.

No hay que dar muchas vueltas ni embrollar este asunto pretendiendo calificar faltas que ya están suficientemente calificadas y previstas en las leyes.

-III-

Lo que hay que hacer es que las autoridades correspondientes apliquen la ley en cada caso, por un lado contra los que hurtan la energía y por el otro contra quienes cobran indebidamente a quienes no la han hurtado, y contra quienes «apagan» circuitos enteros y castigan a justos por pecadores.

Las autoridades deben aplicar la ley a quienes facturan mes por mes energía no suministrada, es decir, las horas de apagones que jamás son acreditadas a los usuarios.

Definitivamente, no puede haber un sector energético eficiente y confiable mientras se mantenga vigente esta relación pecaminosa.

El país necesita transparentar todos sus asuntos, y en el caso de la energía eléctrica estamos hablando de un servicio estratégico que tiene mucho que ver con la economía y el desarrollo del país.

En la medida en que cumplamos y hagamos cumplir las reglas, podemos presentarnos como un país que actúa con transparencia. Esa es la vía más saludable.

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