La Victoria de Trump: ¿Una Oportunidad para la República Dominicana?

La Victoria de Trump: ¿Una Oportunidad para la República Dominicana?

Alejandro Valerio

El pasado 5 de Noviembre, Donald Trump logró una victoria histórica en los anales de la política norteamericana. Solo otro expresidente, Grover Cleveland, en 1892, ha logrado lo que hizo el ahora presidente electo Trump. Las repercusiones de su inevitable regreso a la Casa Blanca ya se empiezan a sentir a nivel de las relaciones internacionales: 1) Posible solución o enfriamiento del conflicto Ruso-Ucraniano; 2) Realineamiento de la geopolítica regional en el Medio Oriente; 3) Cambios en las relaciones trasatlánticas; 4) Recalibre de la relación triangular entre Estados Unidos, India, y la China, entre otros. En ese contexto, vale la pena preguntarse: ¿Es la victoria de Trump una oportunidad para la República Dominicana (RD)?

De forma breve, la respuesta es sí, siempre y cuando la administración Abinader sepa leer correctamente la coyuntura actual. Tres elementos de manera conjunta representan una oportunidad para la RD: 1) Nearshoring e inversión; 2) La inversión de China en la RD y la política de contención de Abinader en sectores estratégicos; y 3) La cuestión haitiana. Veamos cada uno de estos elementos.

A nivel de inversión, es imprescindible que el gobierno y el sector privado tengan una estrategia mancomunada de aprovechar la tendencia del nearshoring, es decir, la relocalización de industrias de capital occidental desde China hacia países más alineados o estratégicamente amigables con Estados Unidos, con el fin de producir bienes y servicios destinados al mercado norteamericano de manera más eficiente y segura. Para ponerlo en perspectiva, en un escenario base, la República Dominicana tiene el potencial de agregar alrededor de US$1,363 millones de dólares más al actual volumen de exportaciones (que ronda usualmente entre los US$13 a 15 mil millones anuales), según estimaciones del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Esto es contingente a que RD mantenga un marco operativo atractivo que le permita competir con sus pares centroamericanos y con México, el país que está sujeto a beneficiarse más de la tendencia del nearshoring a nivel de América Latina. Por tanto, conectando esta tendencia internacional con la dinámica político-económico local, es imprescindible, que se piense bien sobre la próxima reforma tributaria luego del colapso de la Ley de Modernización Fiscal, que medidas se pueden adoptar no para limitar el sector exportador dominicano, sino para ayudarlo a capitalizar esta tendencia que, con el próximo inquilino en la Casa Blanca, solo se va a acelerar.  

En ese tenor, en la próxima reforma fiscal, la administración Abinader debe procurar incrementar o mantener incentivos contenidos en leyes estratégicas para maximizar la tendencia del nearshoring. En específico, la Ley 392-07 sobre Competitividad e Innovación (Proindustria) y la Ley 8-90 sobre el Régimen de Zonas Francas. Al concatenar estas leyes junto al tratado de libre comercio DR-CAFTA, la posición geoestratégica de RD, la estabilidad político-institucional vis a vis la región de América Latina, el parque industrial que se ha desarrollado desde la década de los 90, y algo que no se utiliza mucho como herramienta de políticas públicas, las decisiones del Tribunal Constitucional desde el punto de vista económico, el país tiene mucho que ofrecer al capital internacional que estará buscando nuevos lugares donde asentarse debido a las tensiones geopolíticas y comerciales sino-estadounidense.

En efecto, la competencia geoestratégica entre USA-China se puede medir al solo ver que el volumen del total de comercio entre ambas naciones ha ido a la baja desde la primera administración Trump, lo que muestra que en el altamente polarizado USA, respecto a China, los demócratas y los republicanos están más cerca de lo que a primera vista se puede observar. En 2017, China era el principal socio comercial de USA, representando casi el 17% del total del comercio, una tendencia que empezó a bajar tan pronto Trump implantó una serie de aranceles que redujo la relación comercial bilateral total hasta 11% a finales de 2019, convirtiendo a México en el principal socio comercial. El 2020 fue un año anómalo debido a que China fue la única gran economía que no se contrajo en términos anuales y también tenía una ventaja en términos de los equipos médicos y otros productos esenciales dentro de las cadenas de suministro globales en el contexto de la pandemia del COVID. Sin embargo, con el presidente Biden la política de línea dura de Trump continuó, y otra serie de aranceles han sido impuestos a productos chinos en sectores estratégicos como el aluminio, semiconductores, y vehículos eléctricos. Estas medidas han llevado al volumen total de comercio entre ambos gigantes a estar de nuevo en alrededor del 11%. Con Trump, solo se puede esperar continuidad a esta política, lo cual se puede ver como una ventana de oportunidades para el país.

¿Cómo el presidente Abinader puede capitalizar esta tendencia del nearshoring? Al crédito de Abinader, él tomó una decisión estratégica en su primer año de gobierno, de limitar las inversiones de capital chino en sectores clave de la economía como las telecomunicaciones. Esta política de “contención de inversiones china” es anatema al rápido crecimiento de las inversiones de China en toda América Latina, la cual ascienden a más de US$450 billones. Por consiguiente, esta decisión de Abinader puede utilizarse para mejorar las credenciales de la República Dominicana como un aliado valioso de la próxima administración Trump en su política de contención de China más allá de Asia, la cual sería bien visto por distintos círculos de poder en Washington. En breve, ojalá el gobierno de Abinader sepa tomar en cuenta estos puntos al momento de confeccionar su próxima reforma tributaria, ya que no se trata solo de aumentar las recaudaciones vía más impuestos, sino dejar una plataforma que ayude a incrementar el PIB al mediano y largo plazo, a la vez que se ponen en marcha reformas estructurales acorde a la nueva realidad internacional.

El último punto ha examinar es el relativo a los flujos migratorios de Haití, y la relación triangular entre ese país, Estados Unidos, y la República Dominicana.

La crisis política de nuestro vecino parece no tener fondo, las últimas noticias que muestran la caída del primer ministro Gary Conille, indican que Haití seguirá sin un interlocutor con la comunidad internacional y la administración Abinader. Sin embargo, la República Dominicana no debe fijar una política reactiva a los eventos en desarrollo en Haití, sino ejecutar una política pro-activa basada en tres ejes: 1) Contención de los flujos migratorios irregulares; 2) Inversión en la frontera dominico-haitiana, y por igual, una vez la situación interna en Haití muestre relativa estabilidad en el mediano o largo plazo, lograr un acuerdo de inversiones estratégicas (eliminación de doble tributación; facilidades impositivas para la instalación de plantas y en los puertos de exportaciones dominicanas, etc.) con las autoridades haitianas en un radio de acción de 20 a 30 kilómetros desde el lado de Haití hacia la frontera dominico-haitiana. De esta forma, habría un incentivo al capital dominicano de invertir en el desarrollo económico de Haití, ayudar con la creación de empleos del otro lado de la frontera, y por igual, crear una zona de amortiguación que evite el flujo masivo de migrantes hacia la República Dominicana. Y el tercer eje sería continuar la campaña internacional de defensa de los intereses de la República Dominicana, explicando en foros desde el Consejo de Seguridad de la ONU, pasando por Washington, Pekín, Ottawa, Londres, París, Bruselas, Nueva Delhi, en adición de todas las capitales latinoamericanas y africanas, que la condición de Estado colapsado de Haití es una amenaza a la estabilidad de la República Dominicana, y por vía de consecuencia, de sus intereses económicos y comerciales en territorio nacional.  

Basado en el mandato contundente que obtuvo en las urnas, la importancia del tema migratorio en el electorado norteamericano (61% entre el total de todos los votantes, y un impresionante 82% entre los votantes republicanos), y el anuncio de que Tom Homan será el próximo “zar de las fronteras”, deben servir de señales claras al gobierno dominicano hacia dónde va el Estado norteamericano respecto a este tópico sensible bajo la égida de Trump. El impacto directo para Haití es que muy probablemente sus nacionales que estén de forma ilegal o bajo el programa de protección temporal (temporary protected status “TPS”), serán removidos de Estados Unidos. Este número oscila entre 264 a 309 mil nacionales haitianos que estarán en riesgo de deportación a partir de 2025. Esta política migratoria de línea dura pondrá más presión a la ya delicada situación en Haití, donde según Naciones Unidas alrededor de 5.5 millones necesitan asistencia humanitaria urgente. En este escenario, el gobierno de Abinader debe seguir con su política de reforzamiento en la frontera, defensa diplomática coordinada en los foros internacionales, y un acercamiento estratégico con la nueva administración Trump.

El panorama internacional luce difícil pero visto de manera conjunta y de forma multifacética, las tendencias internacionales y domésticas, y en especial la victoria de Trump y los desafíos nacionales que está lidiando la administración Abinader, pueden representar una gran oportunidad para la República Dominicana, erigiéndose como uno de los potenciales ganadores en lo que será un realineamiento de la geopolítica mundial a partir de enero de 2025.

Sobre el autor

Alejandro Valerio es el fundador de Valerio Consulting Group, una firma de consultoría e inteligencia de mercado con sede en Washington, DC, especializada en asistir a ejecutivos y compañías en sus operaciones de negocios en América Latina, así como a instituciones y hacedores de políticas públicas.

Con 15 años de experiencia combinada en asesoría en derecho público, economía y negocios, política y políticas públicas, Alejandro ha contribuido al desarrollo institucional y económico en los mercados de América Latina mediante asesorías estratégicas a instituciones públicas y privadas. Su enfoque se centra en la intersección de la economía, negocios, derecho regulatorio, y el sector energético, ayudando a ejecutivos senior de multinacionales a cumplir sus objetivos de crecimiento en la región.

Como Pierre Keller Scholar, Alejandro completó el programa dual de la Harvard Kennedy School y el Graduate Institute of International and Development Studies en Ginebra, obteniendo una Maestría en Administración Pública de Harvard y una Maestría en Relaciones Internacionales del Graduate Institute. Además, posee una Maestría en Derecho Internacional de la American University Washington College of Law (Becario Fulbright) y un Postgrado en Economía para Negocios y Licenciatura en Derecho (Cum Laude) de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM).

Alejandro ha sido Guest Lecturer sobre tendencias económicas en América Latina en Temple University (Fox School of Business), Profesor de Derecho Público y Relaciones Internacionales en la PUCMM, recinto Santo Domingo, y es autor de varios artículos y obras sobre derecho público, economía y negocios, y política internacional. Sus opiniones y perspectivas han sido citadas por importantes medios como Harvard Business Review, Americas Quarterly, El Economista (de México), The Latin America Advisor, El Colombiano, Diario Libre, Hoy, y El Caribe. Su destacada trayectoria incluye habilidades en análisis geopolítico, investigación cuantitativa y cualitativa, planificación estratégica, análisis de mercados y desarrollo de políticas públicas.

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