Sanen a los enfermos que encuentren allí y díganles: El reino de Dios ya está cerca de ustedes. Lucas 10: 9
Cuántas personas necesitan que los levanten, fortalezcan y que puedan ver una ventana que se abra en los cielos trayendo sanidad a sus almas y a sus cuerpos. Muchos de ellos mueren de desesperanza al no tener solución posible para su enfermedad; el dolor los consume, la incertidumbre los agota y la espera los destruye.
Jesús comisionó a Sus discípulos, ordenándoles que sanaran a todos los enfermos, entendiendo con esto que no hay enfermedad que no pueda ser sanada. Tenemos la autoridad porque a Él le plació dárnosla, mostrando con esto que el reino de Dios había llegado supliendo sus necesidades.
Muchas de las ordenanzas del Señor no las hacemos porque no nos creemos capaces de hacerlas. Él no está buscando intelectuales ni inteligentes; Él está necesitando un corazón que le crea y haga Su voluntad.
Salgamos por las calles, los hospitales, los barrios, orando por las enfermedades; porque la vida de muchos está en nuestras manos y Él está esperando que lo hagamos.