Cuando analizo mis pasos, hacia donde voy y por qué, no puedo dejar de reconocer, cada una de esas ocasiones en las que me recordaron: “Nunca digas nunca”. Y tomando en cuenta esto, quise en esta ocasión reflexionar si deberíamos considerar seriamente este dicho sólo como un mito o una realidad.
En lo personal creo que es verdad, puesto que cada día estoy más convencida de que la vida da muchas vueltas y uno nunca sabe a dónde irá a parar, por lo que siempre hay que mantener la mente abierta a distintas posibilidades y soluciones que se puedan presentar.
También es común escuchar aquí el refrán que dice: «Nunca digas de esta agua no beberé»… Y es que definitivamente no son dichos populares que juegan contra ti, sino esa sabiduría colectiva dándote lecciones gratuitas sobre lo que es la vida. A veces es bueno escuchar lo que dicen los demás sobre las cosas, y no para perpetuar paradigmas, sino porque sin lugar a dudas es muy prudente escuchar esos “avisos” para que un buen día no tengas que tragarte tus palabras.
En una larga vida, hay muchos nuncas que siempre terminan por no cumplirse, porque las cosas cambian, tus creencias, prioridades y metas pueden cambiar, por eso la vida está en constante movimiento. Las situaciones se complican o se hacen sencillas y a veces, un buen día, puedes darte cuenta que ese NUNCA que alguna vez prometiste en voz alta, resulta que hoy lo estás haciendo. Por ello siempre es bueno recordar no decir que NUNCA beberás de esa agua, porque el camino es largo y te puede dar sed, y ciertamente lo maravilloso de la vida es exactamente eso, que es impredecible.
Estas resoluciones nos recuerda que los planes de Dios pueden ser muy distintos a los nuestros. Pero también nos puede proteger del orgullo y de nuestra vulnerabilidad a la tentación bajo presión.
Todas las experiencias de la vida, nos hacen ser las personas que somos hoy en día. Así es la humanidad, somos especialistas de contradecirnos una y otra vez; por lo tanto, vive, sueña, ríe y cuando se te agoten las fuerzas, vuelve a intentarlo. Porque la realidad es que nada es Tan bueno o Tan malo, la vida es muy sencilla, somos nosotros los que nos empeñamos en dificultarla, para ejercer nuestro derecho a quejarnos. Recordemos que muchas de las limitaciones de las personas son puestas por ellas mismas, sus pensamientos, ideas o visión de vida están enmarada en una especie de cuadro que no les permiten ver más allá de él, y no son capaces de ver el mundo de posibilidades y oportunidades que tienen al frente.