La vida no viene con Instagram incluido

<STRONG>La vida no viene con Instagram incluido</STRONG>

León Tolstói, uno de mis escritores preferidos decía: «Sólo hay una manera de poner término al mal, y es el devolver bien por mal». Con el paso de los años he comprobado que Tolstoi siempre ha tenido razón. Nunca he sentido más paz en mi corazón que en las siguientes  ocasiones: 1- Cuando me he enamorado (y siempre me enamoro); 2-Cuando he ayudado a alguien sin esperar nada en retorno; 3- cuando he perdonado verdaderamente con todo mi ser, y en vez de venganza, he regalado segundas oportunidades. Es como si Dios estuviera pasándose unas vacaciones y como hotel haya elegido mi corazón, así es mi paz, así me curo, sin moringa. 

Ciertamente cada quien tiene derecho a elegir qué hacer cuando ha sido lastimado de cualquier forma, pero yo decidí  creerle a Tolstoi, porque luego de pasar tanto tiempo conmigo misma ya sé la verdad: para hacer el mal NO tengo ningún talento, el mal me sale mal. Y la vida no viene con Instagram incluído para ponerles filtros bonitos a nuestras acciones buenas o malas por pura satisfacción de ego. ¡Así que zapatero a su zapato!! 

Soy Buena. Reconocerlo y asumirlo, requiere valentía, compromiso, responsabilidad y consistencia para perfeccionarlo TOOOOODO el tiempo. La recompensa: Me hace Bien!!! Me Siento Bien!!! Y me ha dado un propósito de vida: siempre contribuir a que alguien más tenga paz o se sienta feliz y yo termino siendo la privilegiada porque me hace sentir que pertenezco a algo superior, a la vida misma, a la creación.

Me siento en sintonía con todo lo vivo y lo real, como si danzara con todo el planeta, con el universo, con la humanidad. Eso de querer privar en mala sin alma, en control total, “autosuficiente”, sin mostrar ninguna vulnerabilidad, sólo se ve “cool” en las producciones cinematográficas de Hollywood, cuando regresamos a Tierra, uno se da cuenta que no se puede llevar ese traje el día entero, y menos en un país taaan caluroso y húmedo, vaya que es útil andar liviano, sobretodo, liviano en sentimientos, sin esa carga de “yo mismo soy….no necesito a nadie, puedo con todo y que nadie se meta en camino”.

Asumir un rol competitivo, vengativo y hasta despiadado para alcanzar éxito económico, fama, poder, o no sé qué cosa; ese rol de “Ganador no importa lo que cueste” que nos impone la sociedad “moderna progresista” porque de no ser así te condenan a ciudadano de segunda categoría, sencillamente se aleja mucho de mi corazón.

Entonces a veces la madurez llega cuando decidimos hacerle caso a nuestro corazón, y el mío que nunca grita, un día gritó: “Eres Buena, por Dios asúmelo no seas cobarde, me vas a matar si sigues luchando contra lo que eres, entiéndelo, déjale la maldad a quienes puedan hacerlo bien, porque a ti hacer mal te hace mal y te queda mal”.

Y yo la verdad luego de presenciar algunos infartos de amigos cercanos, decidí hacerle caso a mi corazón. Debo decir que mi corazón ha sido muy específico en lo siguiente: Ser Buena No significa «La pendeja» que pone la otra mejilla, sino la Valiente que pone la otra mejilla no para ser golpeada sino para demostrar que sólo hiere quien nosotros permitimos que nos hiera, porque:

 “Hay que ser buenos no para los demás, sino para estar en paz con nosotros mismos.” ¡Namasté!

 

Publicaciones Relacionadas