La vida se les complica cada vez que llueve

La vida se les complica cada vez que llueve

Escuela San Martí, de villa verde los alcarrizos, en un foco de contaminación dentro y sus alrededores. Lagunas de aguas negras, cañadas y matorrales. Sociedad de padre y junta de vecino prohibieron la docencia en el centro. 17 de septiembre de 2018. Foto Pedro Sosa

La incertidumbre de los residentes en zonas bajas, cercanas a cañadas, ríos y arroyos está latente en estos tiempos donde se pronostican fenómenos atmosféricos, así quedó demostrado ayer en un recorrido hecho por distintos sectores del Gran Santo Domingo.
Aún en faena de limpieza tratando de sacar los remanentes de agua, lodo y la basura, que producto de las lluvias inundaron sus casas, moradores de los sectores La Ciénaga, Guachupita, Los Coordinadores, Barrio Cristal, Cachón de Sabana Perdida, Villa Verde, entre otros, manifestaron el desasosiego que viven en la temporada ciclónica, ya que en cualquier momento una inundación puede sorprenderles.
“Desde que está lloviendo si los hombres están trabajando, deben tener que pedir permiso para venir a su casa, para ayudar a sus esposas a mover los ajuares. Estamos en una zozobra constantes; esto es prestado, hasta que llueva”, explicó Ramón Antonio Rodríguez, morador de Barrio Cristal de Sabana Perdida, todavía portando en sus manos un escobillón, con el que limpiaba junto a sus vecinos, las casas ubicadas en la calle Primera que resultaron afectadas por los remanentes de Isaac.
Tal vez la fuerza de Isaac no azotó la isla como se esperaba, pero el nerviosismo por la inseguridad se queda distribuido entre aquellos residentes, que por estar desprovistos de recursos para una vivienda en un mejor lugar, deben permanecer en vigilia cuando se habla de una simple vaguada, pues se encuentran en zonas de alto riesgo. Un ejemplo de ello, lo representa Altagracia Tejeda, una joven madre soltera que en su morada de madera techada de oxidado zinc, espera junto a sus 6 hijos “que sea lo que Dios quiera”, ya que no tiene para donde ir, a sabiendas del peligro en que vive con otras familias cada vez que llueve, en el sector Villa Verde de Santo Domingo Oeste. “Yo me pongo nerviosa por mis hijos que son mi vida y cuando yo veo que no hay más salida salgo de todo este pedazo, pues se que no es seguro”, admitió Tejeda con la preocupación dibujada en su rostro. Indicó que ha tenido buscar dinero para elevar el terreno donde vive en su intento de no ser afectada por las inundaciones, pues el agua le da al nivel de la cintura “cuando la cosa se pone fea”.
El reclamo al unísono hecho por gran parte de los moradores de esos lugares, a las autoridades, es que no vayan solo a buscar votos, sino que les ayuden en esta delicada situación.

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