La vida sigue

La vida sigue

La violencia forma parte del ADN de la humanidad desde que un hermano, Caín, mató a otro hermano, Abel, en el primer tiempo, cuando sólo había cuatro habitantes en la tierra, eso arroja un resultado tan terrible como que una de cuatro personas es proclive a matar a otra, si se somete el asunto a una simple operación aritmética.
En una conversación con el padre Francisco José Arnaiz, hombre sabio y prudente, sacerdote católico de los verdaderos, le decía que, desde la tragedia de Caín y Abel, la humanidad había evolucionado hasta tal punto que el ocho por ciento de las personas estaba constituido por gente capaz de cualquier cosa, hasta de vender a Jesucristo, el Hijo de Dios.
Ante la expresión de sorpresa de monseñor Arnaiz, le calculé que si se consideraba que la humanidad estaba representada por los invitados a la última cena y uno había sido capaz de traicionar a Jesús, 12 discípulos representaban el 100 por ciento del universo humano, la división de los seguidores entre 100 arrojaba el número ocho, de donde el ocho por ciento era capaz de cualquier barbaridad.
En sólo unos días de esta semana han ocurrido situaciones dignas de resaltar para que nos demos cuenta de hacia dónde se dirige la humanidad.
Un sobrino hirió con un arma blanca a su tía, embarazada y mató a la criatura. Según versiones el asesino estaba enamorado de su tía. Una tía, ya sea hermana del padre o de la madre, es como otra madre para todo ser humano.
Un hombre mató a un hermano por mil pesos.
Un sobrino mató a su tío por una supuesta repartición de bienes. Un hijo golpeó a su madre de 70 años. Tanto el matador del hermano, como el sobrino que mató a su tío y el sujeto que golpeó a su madre, ocurrieron en tres provincias del Cibao.
Un hombre mató de varias puñaladas a uno de sus hermanos, lo que provocó que el tercero de ellos sufriera un preinfarto, en un hecho ocurrido en Los Alcarrizos, Santo Domingo Norte.
La maestra, desesperada e impotente, trataba de contener a un joven que golpeaba a una compañera de estudios, en un hecho que las redes sociales han convertido en un documento de prueba contra el carajete, quien guarda prisión preventiva por su execrable conducta
Mientras continúa el cocheo de ODEBRETCH, la peor burla del gobierno contra la sociedad, el problema es qué hacer para reconstruir la conciencia colectiva y que disminuyan, hasta su desaparición, este tipo de hechos que afectan a la sociedad nacional.
El peor índice de la violencia es el que arroja asesinatos, engaños, robos, abusos entre familiares. ¿Qué hacer?

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