La vieja Marina

La vieja Marina

Hubo días en que la Marina de Guerra era un cuerpo élite. Con las últimas noticias ofrecidas por el vicealmirante Julio César Ventura Bayonet, nos preguntamos si de aquella época no queda ni el recuerdo.

La Marina tuvo historiadores como don Manuel de Jesús Mañón Arredondo o don José Odalís Fiallo, que hablaban con fruición de ese cuerpo castrense. Se remontaban a la independencia de la República para resaltar un perfil de entereza e integridad que pasó por encima de todos los sobresaltos que acongojaron al país.

Al escuchar al actual jefe de Estado Mayor de la Marina, es lógico que pensemos en el resquebrajamiento de nuestras normas de vida. Asistimos a un proceso de degeneración del que no escapa institución alguna de la sociedad. Tampoco las fuerzas militares y el órgano policial. ¿Quién inficionó un virus involucionador que tanto daño trae a la familia dominicana? Quizá podría decirse, remedando un antiguo aforismo, que culpas del tiempo son, y no de los dominicanos.

Al parafrasear el texto primigenio, empero, debemos realizar un acto de introspección. Cada hora trae sus cuitas, es verdad. Y cada acción del ser humano, colide con obstáculos que determinan su porvenir. Por ello calca de la veleta la conducta humana. Cuando más firmes y decididos nos creemos, más expuestos estamos a que un viento aleve tuerza el derrotero. Pero el ser humano, al igual que muchos de los animales inferiores domesticables, somos propensos al condicionamiento.

A lo largo de siglos de plausible crecimiento, familia, Iglesia, sociedad y escuela, han forjado la personalidad humana. Valores morales y éticos han resultado de hábitos y costumbres asumidos en el seno de esas sociedades intermedias. La comunidad política, en su momento, se apropió de muchos de ellos, para tornarlos ley, y volver refrenables los instintos del animal que somos. Reacciones antropofágicas y homicidas, entre otras propias del ser instintivo, cedieron ante la imposición, paulatina aunque decidida, de las comunidades civil y política.

¿Quiénes propiciaron las transformaciones? Seres iluminados. Aquellos que llamados por el Espíritu del Creador, se supieron signados para impulsar adelantos en las conciencias humanas. En los días en que un pensamiento decadente se ha apoderado de las sociedades, han faltado esos iluminados. Sobrevino siempre, y sobreviene en momentos en que estamos desprevenidos, la involución.

Si ésta afectase únicamente la vida material, los procesos involucionistas serían intrascendentes.

El problema es que la involución subyuga principios éticos y morales. Como se colige de lo que señala el vicealmirante Ventura Bayonet respecto de la presencia, en la Marina de Guerra, de una banda criminal.

El jefe militar, por cierto, ha dicho que ese grupo ha sido erradicado. Ahora hay que volver, sin duda que con mucha brega, a las rutas marinas abiertas por los que fueron nuestros grandes marineros.

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