Naciones Unidas.– La violencia de género es un asunto de poder y su aumento reciente en muchos países se debe a la incapacidad de algunos hombres para adaptarse al fin de la “cultura machista”, asegura la ministra de la Mujer, Janet Camilo.
“Yo siento que el hombre está reaccionando de manera más violenta, porque está perdiendo su zona de confort y no se le ha enseñado cómo compartir ese poder con las mujeres”, explica Camilo en una entrevista con Efe.
La responsable dominicana, que está en Nueva York para participar en la Comisión sobre la Condición Jurídica y Social de la Mujer de la ONU, defiende que es necesario crear “un nuevo patrón de conducta entre hombres y mujeres desde el manejo del poder».
“Tenemos que cambiar a una cultura en la que los hombres aprendan a compartir el poder con las mujeres”, apunta. Las mujeres, destaca Camilo, están “saliendo del ámbito privado al ámbito público y ocupando los espacios que eran totalmente masculinos».
“El hombre mata a la mujer que ya decide ella qué quiere hacer con su vida”, explica, recordando como hasta hace muy poco eran los varones los que marcaban todo en una relación de pareja. “Hay una resistencia de los hombres a ello y reaccionan de forma agresiva a esa pérdida de poder”, señala.
Camilo recuerda que hoy en día se está “cambiando radicalmente una cultura machista”, en la que al hombre “se le ha legitimado ser el más duro de la mesa, ser el que tenga el poder, el que decida y al que todo se le aplauda».
Ahora, sin embargo, algunos ven que lo que han aprendido ya no es válido y no saben qué hacer, lo que a menudo deriva en respuestas violentas. Se trata, según subraya, de una minoría de hombres, un 10 o un 15 por ciento, que presenta una “masculinidad violenta».
El problema, sin embargo, es “uno de los factores que más impide la igualdad” entre los géneros, afirma. Para combatirlo, la ministra dominicana ve fundamental generar políticas educativas, pero también medidas políticas y legislaciones que creen cambios más rápidos. Según apunta, a finales del siglo pasado la prioridad fue crear marcos penales para responder a la violencia de género y ahora es el turno de que los Estados se centren en la “prevención».
“No podemos seguir contando los casos, tenemos que pararlos”, insiste Camilo, que destaca la necesidad de trabajar en multitud de ámbitos, desde el sanitario al educativo, pasando por el mundo empresarial.
En un momento de fuerte debate sobre el acoso sexual gracias a movimientos como #MeToo, la ministra recuerda que todavía no se han logrado muchos progresos tangibles, más allá de poner “de manifiesto un fenómeno que lleva toda la vida escondido».
“Tiene que salir gente famosa, como es Hollywood, a ponerlo en la palestra pública”, apunta, insistiendo en que ahora es importante hacer que esa conversación desemboque en acciones con consecuencias.
“El tema se está poniendo en la mesa de debate de todos los Gobiernos y organismos internacionales. Ahora tenemos que hacer conciencia y que eso (…) se convierta en programas y acciones nacionales”, defiende.
La causa feminista, a su juicio, se ha situado ya en el centro de la “agenda política mundial” y, en general, se observan discursos adecuados en líderes de todo el espectro ideológico.
“Creo que poco a poco este tema está rompiendo la barrera de las ideologías políticas para convertirse en un compromiso político de todo el liderazgo mundial, para darle saldo a esa deuda que tiene la humanidad con el 50 por ciento de la población”, opina.