La violencia doméstica, desde una perspectiva general

La violencia doméstica, desde una perspectiva general

POR MARGARITA QUIROZ
El abuso de poder y discriminación manifestados en todo el mundo, en escenarios políticos, económicos, sociales y familiares, constituyen el fondo de toda forma de violencia. Es decir, es una problemática social en la que inciden vasos comunicantes existentes entre la violencia social, política, económica y, la que se da en contextos privados o domésticos.

De ahí que Jorge Corsi, experto en el estudio y tratamiento de la violencia familiar a escala internacional, plantee que “no debemos olvidar que las personas no reaccionan ante los estímulos, sino ante la interpretación que hacen de ellos y, para poder entender una conducta agresiva no es suficiente conocer la situación donde se produce, sino que necesitamos saber cuál es el significado que el sujeto adjudica a esa situación”.

Por ejemplo, aclara Corsi, lo primero que aprenden los niños con relación a resolver conflictos, en una cultura como la nuestra, son métodos y fórmulas sobre cómo usar el poder. Éstos métodos y fórmulas se aprenden mediante la exposición a modelos violentos, tanto reales como simbólicos. Los reales son los que forman parte del entorno real de los niños (padres, hermanos, familiares, vecinos, maestros…), en cambio, los modelos simbólicos son los que producen efectos o influencias, pero tienen una relación real con ellos, como pueden ser los programas de televisión, los héroes deportivos o musicales.

En tal sentido, toda manifestación de violencia comienza por nosotros mismos –dice el experto–, de ahí la importancia de visibilizar esos vasos comunicantes que van y vuelven de un contexto a otro para establecer una relación de causa y efecto. Por eso insiste en que si bien es importante atender las consecuencias lo es mucho más actuar sobre las causas, plantearse los orígenes y de esa manera cambiar hacia una perspectiva más preventiva.

Para Corsi el problema de la violencia doméstica debe considerarse como un problema de salud pública, no sólo por su carácter epidémico, sino por las consecuencias que tiene para la salud física y mental de la población afectada.

Una problemática universal

La experiencia internacional de Corsi sobre la realidad de la violencia de género le ha dado licencia para analizar, relacionar y comparar lo que está pasando a nivel mundial. A través de un vistazo panorámico, el experto hace una serie de reflexiones sobre algunos mitos en torno a la violencia de género. Primero –explica–, por años se ha creído que la violencia doméstica es típica en los sectores poblacionales más cadenciados, e igualmente este mito se aplica a los países deprimidos económicamente. La realidad ha demostrado todo lo contrario.

Estadísticas sobre esta problemática dan cuenta de que Estados Unidos es el país que tiene mayores niveles de violencia en este ámbito a diferencia de Costa Rica, que exhibe la tasa más baja de todas las Américas. 

Entonces, aclara Coris: “Si nos detenemos a pensar cuáles características diferencian a Costa Rica de Estados Unidos, todos sabemos que este primer país es el único que no tiene fuerzas armadas y por tanto no dispone de presupuesto para su defensa y, todos sabemos que los Estados Unidos es el país que mayor porcentaje de su presupuesto dedica a gastos de defensa militar”.

Otro punto de diferencia entre estos dos países –continua aclarando Corsi– es que Costa Rica adjudica a la educación la mayor parte de su presupuesto y “en este detalle está uno de los secretos que debemos aprender”, puntualiza.

Por lo que queda claro que no existe una correlación entre el nivel económico y las altas cifras de casos de violencia. “La violencia doméstica es una realidad de todos los países y se nos cuela por nuestras casas todos los días”.

Un segundo mito es que en muchos países se ha pensado que esta problemática se resuelve con la represión, es decir, mediante el endurecimiento de las respuestas del Estado frente a sus distintas manifestaciones. No obstante –dice– que en los países donde más se ha reprimido es donde la violencia más se ha incrementado. “Por  eso no creo que el problema de la violencia se solucione con una ley”. 

De ahí que el experto recalque que para que esta problemática se erradique, todas las fichas deben apostar a la educación. Pero no sólo a la educación que se imparte en las escuelas, sino también la que se puede difundir a través de los medios de comunicación, en el hogar, centros deportivos y demás. Porque la violencia en el ámbito de las relaciones personales es un profundo bache que tienen nuestras culturas, producto de la sustitución de valores por el deseo de conseguir ventaja sobre el otro, a costa de cualquier cosa.

Naturalización de la violencia

Como bien explica Corsi, con el transcurrir de los años la gente se  ha habituado a la percepción y naturalización de la violencia, por ello en la sociedad ocurre que, los crímenes tienen que ser, cada vez más horribles, para que espanten a la población. Es decir, hace falta más dosis de violencia para producir el efecto sorpresa, indignación y rechazo; todo ocurre porque se ha ido produciendo una naturalización de la percepción de la violencia.

Conferencia

Estas consideraciones fueron externadas en el marco de la conferencia-almuerzo “Visión integral de la violencia de género”, realizada el pasado 23 de marzo, en un hotel de la Capital con el patrocinio de Verizon Dominicana.

Al importante encuentro asistieron la secretaria de la Mujer, Gladys Gutiérrez; el fiscal del Distrito, José Manuel Hernández Peguero; Eduardo Valcárcel, director de Relaciones Públicas de Verizon Dominicana, la presidenta y vicepresidenta del PACAM, Rosa Hernández de Grullón y Evelyn Soraya de Mármol, respectivamente, así como profesionales de la conducta humana.

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