La vorágine de violencia que nos sacude, agrava el clima de inseguridad que vive el pueblo dominicano, además de cambiar negativamente la imagen del país ante los ojos del mundo, en detrimento de los planes del gobierno de seguir aumentando el flujo de turistas a nuestro territorio.
Esta situación repercute negativamente en el ambiente que debe reinar para la inversión local o extranjera, por la inseguridad que provoca entre posibles inversionistas que pueden dirigir sus capitales a naciones más seguras.
En las últimas dos semanas se han cometido 16 homicidios en distintos puntos del país, algunos con características propias de los ajustes de cuentas como fue el caso de los dos cadáveres quemados y otro acribillado, ubicados el pasado martes, en una zona rural de La Romana.
Anteriormente, en el municipio de Guerra, fueron encontrados baleados los cadáveres de dos hombres y dos mujeres dentro de una yipeta y el pasado lunes hubo un enfrentamiento entre bandas, en el sector de Las Cañitas, resultando dos muertos en la acción y otro en las proximidades.
De las muertes registradas, la que más ha conmocionado a la sociedad es la del coronel de la Policía Daniel Ramos Álvarez en Baní, a manos, supuestamente, del conocido narco Ramón Antonio Díaz (Buche) mientras realizaba, según la institución, una operación de inteligencia en el punto de drogas del acusado.
Este es el crimen con mayores implicaciones por las circunstancias y versiones que ha suscitado por lo que hay que esperar la conclusión de las investigaciones que realizan el Ministerio Público y la Policía Nacional que deben profundizar en las pesquisas para ofrecer una versión creíble a la sociedad.