La Virgen de la Altagracia vista por Judith Mora

La Virgen de la Altagracia vista por Judith Mora

Nuestra iconografía centra la atención en ese carácter religioso que se descubre en cada paso por el arte dominicano. La devoción mariana se revela, y en el caso particular de la Virgen de la Altagracia encontramos que ésta se constituye en ícono irrefutable de nuestra identidad, de nuestra memoria y universos artísticos.
Nuestra Señora de la Altagracia o Virgen de la Altagracia es una advocación mariana católica considerada como la madre protectora y espiritual del pueblo dominicano. Su fiesta patronal se celebra hoy, 21 de enero, (fecha declarada como fiesta oficial religiosa por el poder eclesiástico de la Iglesia católica), y es cuando muchos devotos se dirige a la basílica de Higüey, ubicada en la provincia La Altagracia.

En este contexto, presentamos la obra de Judith Mora “Nuestra Virgen de la Altagracia”, realizada en acuarela y pan de oro, a un tamaño de 16″×20″, usando como soporte, papel. Al exponer sus palabras y al hacerla llegar hasta los lectores, iniciamos un recorrido visual: expectador-artista que sustentamos con sus palabras: “La versión original de la interpretación de la aparición de la Virgen que se encuentra en la Basílica. En la imagen, vemos al niño en dirección opuesta, lo coloqué diferente, pues en la composición quise que el espectador hiciera el recorrido visual a partir de las manecillas de un reloj. Su corona está en relieve. La expresión de la Virgen en su rostro es donde puse mi mayor empeño, queriendo expresar su misión como madre de Jesús, de protección, amor, fortaleza, pero a su vez dulzura… espero haberlo logrado! También en su atmósfera quise provocar intimidad, y afuera destacar la luz resplandeciente del universo”.

Agrega: “En su composición también quise dar la sensación de una esfera cóncava. Las columnas no están exactamente iguales a propósito, influencia en la composición que fue muy usada por artistas europeos de diferentes corrientes… Hieronymus Bosch “El Bosco”, que a mi juicio fue el primer pintor surrealista. Esa técnica fue muy usada por otro artista de principios de siglo que admiro mucho, Ferdinand Hodler, cuyo principal objetivo en la composición de sus obras es ‘la unidad’, y en este caso específico de interpretar la madre de todos los dominicanos yo quise destacar precisamente estas cualidades: fortaleza, unidad, luz divina, protección, misión y unidad como pueblo”.

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