La visita de Leonel Fernández a Cabo Haitiano muestra poder   RD

La visita de Leonel Fernández a Cabo Haitiano muestra poder   RD

LEMONADE, Haití. Nada fue planeado, pero la superioridad dominicana no escapó a la vista de ningún mortal. ¡Y todo esto es cierto!, exclamó un curioso impactado al observar que en una planicie virtualmente desértica se posaban al menos 14 helicópteros. Otros tres habían quedados estacionados en la zona de Juana Méndez.

La Fuerza Aérea movilizó cuatro y el ejército otros tres, sin incluir otras dos naves de uso exclusivo del Presidente de la República. El resto fueron helicópteros privados rentados o propiedad de funcionarios y empresarios dominicanos.

El Presidente Leonel Fernández viajó el sábado a  Juana Méndez, comunidad vecina a la dominicana Dajabón, para dejar  instalada la Comisión Mixta Binacional Dominico-Haitiana, con la presencia de su colega René Préval y del Primer Ministro, Jean-Max Bellerive, entre otras  autoridades haitianas.

Préval y su Primer Ministro se movilizaron también en helicópteros cedidos por el Presidente Fernández, que incluso los buscaron y los retornaron a Puerto Príncipe.

Una fuente militar explicó que el helicóptero era el medio de transporte más aconsejable en la ocasión dada la distancia que separa la capital dominicana de esta región haitiana, así como por “elementales razones de seguridad”. La propia prensa que viajó a cubrir ambas ceremonias fue transportada en un helicóptero militar, observó la fuente.

Hasta la frontera fue movilizado un contingente militar, apoyado incluso por vehículos todo terreno y comandos especiales que se protegieron con chalecos antibalas y sofisticadas armas automáticas. Todo esto al margen o en coordinación con la protección que brindaron los llamados Cascos Azules de la ONU.

Aridez.  Las altas temperaturas que llegaron a superar los 40 grados Celsius, no contrastaron con las condiciones visuales de esta despoblada y virtualmente deforestada zona del noroeste de Haití, distante a unos 15 kilómetros de Cabo Haitiano, lugar escogido para la construcción de una moderna universidad.

Las condiciones climáticas, apoyadas por un sol insoportable, hicieron estragos, especialmente en aquellos que por su nivel jerárquico vestían rígidamente formal, de chaqueta y corbata.

Lemonade, donde apenas se observan pequeñas lagunas, algunas de ellas acumulando aguas turbias a causa de recientes lluvias y un escaso ganado que pastorea entre hierba a ras del suelo, fue la zona que ubicó la administración de René Préval para que el gobierno y el sector privado dominicanos levante la nueva Universidad Quisqueya.

El centro  fue uno de los tantos edificios que colapsó en Puerto Príncipe el 12 de enero  y la ceremonia en la que se dio el primer palazo para su construcción implicó, probablemente, la única acción concreta de solidaridad internacional con la desgracia que vive el país vecino, coincidieron algunos.

“La educación es el paso inicial para superar la pobreza. Hay que ser visionarios, poder ver el futuro en función de la modernización, el progreso y el bienestar. Si no perdemos de vista ese objetivo central, a pesar de los inmensos sacrificios y las grandes dificultades, lograremos el plan anhelado”, dijo Fernández. 

Zoom

Hasta el final

Los haitianos se quedaron en la zona hasta ver levantar vuelo hasta el último helicóptero de aquella escuadrilla, que sin duda les dio una idea del poder y del progreso de sus vecinos.

Sobrepasó las expectativas

Se comenta que la movilización sobrepasó las expectativas de las  autoridades que no previeron el abasto de combustible y helicópteros civiles y militares hicieron escalas en el aeropuerto Cibao, de Santiago, para reabastecerse de avtur.

Loas y protestas

“Pa Alé, Mesye Fernández” (No se vaya, señor Fernández), gritaban los haitianos, muchos  llegaron a estrechar las manos del gobernante, que en un momento abandonó  la carpa que protegía de las inclemencias del candente sol a funcionarios de los dos países, y junto a su colega Préval se decidió por desafiar los controles de seguridad.

Pero la algarabía que reinó en Lemonade contrastó con las protestas que, según fuentes de inteligencia dominicanas, se registraron ese día en Cabo Haitiano, donde grupos incitados por la oposición pedían comida en vez de universidad.  La situación, sin embargo, no empañó la ceremonia ni pareció preocupar a los presentes, algunos  apenas se enteraron de esas protestas. La universidad, cuyas instalaciones se prevé que estarán listas para enero de 2012, costará el Estado y al sector privado dominicano poco más de US$50 millones. La ceremonia se prolongó bastante, pero a los haitianos los fuertes rayos del sol no los doblegaron.

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