La voz de Dios es la voz de nadie

La voz de Dios es la voz de nadie

El adagio en su  versión en latín dice “Vox populi, vox Dei” (La voz del pueblo es la voz de Dios). Lo publicado en los periódicos sobre el sometimiento de Guillermo Moreno al ex presidente Leonel Fernández, ha dejado claro, para profanos como yo, que el expediente se desestimó y archivó porque “para lo que se solicita sanción no hay legislación que ampare un proceso porque ese delito no está tipificado”.

Como ignorante¸ pero no descerebrado¸ he pensado que a los delincuentes actuales y futuros se les está dando el recurso por excelencia para su actividad, pues con el solo hecho de no haber sido “tipificado” cualquier delito quedará, como en este caso, exonerado de investigación y juicio. Dos ejemplos: Primero, multimillonario de la noche a la mañana a través del “hombre del maletín”,  sin ganarse la lotería, sin recibir una herencia, sin encontrarse un tesoro y  con el único antecedente de haber entrado recientemente a un cargo legislativo o una función pública y segundo, las compra-ventas amañadas de Bahía de las Águilas.

El pueblo sabe que, con subterfugios legales y retórica de la más alta calidad, no deja de ser un robo vulgar apropiarse de los recursos del Estado, no importa que sea a través de una fundación o con jueces venales y lo ideal fuera que realmente la voz del pueblo sea la voz de Dios y que se aplique  como “justicia del hombre”; pero murió el adagio “Vox populi vox Dei”  transformándose modernamente en “Si Dios no existe, todo es permitido” anulando la posibilidad hasta del castigo divino para cualquier acción vandálica o corrupta.      

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