En medio de tantos debates sobre salud y seguridad social, hay algo que no deberíamos perder de vista: SENASA no es un tema cualquiera. No es solo una institución más. Para miles de dominicanos y dominicanas, es la primera puerta a la salud. Es la primera ayuda social real que muchos han recibido. Y lo más importante: ha sido, hasta ahora, un ejemplo de lo que puede hacer el Estado cuando decide proteger de verdad.
SENASA tiene más de 20 años sirviendo. Más de dos décadas garantizando acceso a salud a millones de personas que antes no tenían cobertura. Más de dos décadas demostrando que desde lo público también se puede cuidar, acompañar y sostener vidas.
Fue creado como parte de una visión de protección social. Para garantizar servicios de salud a quienes estaban fuera del sistema. Para cuidar a quienes no podían pagar un seguro. Para recordarnos que la salud es un derecho, no un privilegio.
Claro que hay cosas que se pueden mejorar. Y es sano reconocerlo. SENASA, como toda institución pública, debe seguir fortaleciendo su gestión, transparentando sus procesos y comunicando con mayor claridad su situación actual y sus desafíos. No se trata de acusar, sino de construir. De ayudar a que esta herramienta social siga funcionando mejor y para más personas.
Por eso, escuchar que se quiere debatir su papel, su sostenibilidad, su modelo… duele. No porque no se pueda hablar. Claro que sí, todo puede y debe revisarse. Pero cuando ese debate se llena de ruido político, de intereses cruzados, de titulares que confunden más de lo que aclaran, perdemos todos. Sobre todo los pacientes.
SENASA no es perfecto. Ningún sistema lo es. Pero funciona. Y, más importante aún: ha demostrado que se puede hacer salud pública con dignidad. Ha permitido que miles puedan recibir tratamientos, consultas, servicios médicos sin tener que rogar ni endeudarse.
Lo que no podemos permitir es que ese esfuerzo se debilite, que se use como excusa para discursos que no buscan proteger a los pacientes, sino ganar espacio en otras batallas. Politizar SENASA sería un error imperdonable. Usarlo como ficha en juegos de poder es olvidarse de por qué fue creado.
En un país donde todavía muchos viven con la incertidumbre de qué pasará si se enferman, SENASA representa un poco de seguridad. Y eso no se puede poner en riesgo.
Este no es un llamado técnico. Es un llamado humano. Desde la mirada del paciente. Desde quienes sabemos lo que significa tener acceso… y lo que duele perderlo.