El Colegio Médico Dominicano ha convocado, una vez más, a huelga. Sus reclamos, en algunos casos, son justos y comprensibles. Pero en medio de cada paro, hay una pregunta que pocos se atreven a formular: ¿quién se ocupa de los pacientes?
Cada vez que se suspenden los servicios, miles de personas —especialmente aquellas con condiciones crónicas o de bajos recursos— se quedan sin la atención médica que necesitan. ¿Dónde podemos los pacientes reclamar cuando se nos vulnera el derecho a una atención digna y oportuna?
No se trata de restar valor a la labor de los médicos, que es fundamental, sino de recordar que los pacientes también importamos. También tenemos derechos. Y merecemos igualdad en la consideración de las decisiones que afectan el sistema de salud.
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La salud no espera. No consulta calendarios, ni se detiene por intereses gremiales, administrativos o políticos. Una emergencia médica, una complicación o la necesidad de un tratamiento no se pospone. La vida no da tregua.
Entonces, ¿dónde están las huelgas de los pacientes? ¿Dónde están nuestras voces reclamando mejores atenciones, más inclusión en el cuadro básico de medicamentos, agilidad en los procesos de cobertura de alto costo?
Hoy, los médicos están de huelga. Y los pacientes estamos, una vez más, solos.