A 24 años de la Ley 87-01, el camino recorrido y los desafíos pendientes
Desde su promulgación en 2001, la Ley 87-01 sentó las bases del Sistema Dominicano de Seguridad Social con el propósito de garantizar derechos fundamentales en salud, pensiones y riesgos laborales. Aunque ha habido avances importantes, como la ampliación del acceso al seguro médico, hoy, a más de dos décadas, aún enfrentamos una serie de retos que impactan directamente en la calidad de vida de los ciudadanos, especialmente de los más vulnerables.
Avances que merecen reconocimiento
Entre los logros más destacables está la garantía de afiliación al sistema de salud sin discriminación por edad o condiciones preexistentes. Esto representa un hito en inclusión social, permitiendo que personas con enfermedades crónicas como hipertensión o diabetes estén cubiertas por un seguro, algo impensable en el pasado.
Retos persistentes y urgentes
1. Coberturas que aún no son integrales
Muchos tratamientos, medicamentos y procedimientos médicos siguen fuera del catálogo de prestaciones del Plan Básico de Salud (PDSS). Enfermedades de alto costo, salud mental, cuidados paliativos o tratamientos innovadores quedan frecuentemente excluidos, obligando a los pacientes a asumir altos gastos de su propio bolsillo o a interrumpir sus tratamientos.
2. La ausencia de un modelo de atención primaria funcional
La atención primaria, que debería ser la puerta de entrada al sistema de salud, sigue sin desarrollarse de manera efectiva. No existen suficientes centros de atención primaria bien equipados, ni un modelo claro de seguimiento preventivo. Esta falla aumenta la presión sobre los hospitales y provoca que se atiendan enfermedades cuando ya están avanzadas, con mayor coste y peores resultados para el paciente.
3. El alto gasto de bolsillo
A pesar de estar afiliados a un seguro, los dominicanos continúan pagando una gran parte de sus necesidades médicas de forma directa. Consultas, medicamentos, análisis, co-pagos y servicios no cubiertos representan un peso significativo para las familias, especialmente aquellas de bajos ingresos.
4. Falta de educación y empoderamiento ciudadano
Existe un gran desconocimiento de parte de la población sobre sus derechos y deberes en el sistema. Muchas veces, el afiliado no sabe cómo reclamar o apelar decisiones injustas, ni cómo navegar las instituciones del sistema. Esta falta de información y transparencia deja al paciente desprotegido ante abusos o negligencias.
5. La débil fiscalización y supervisión del sistema
Aunque se han creado instituciones como la SISALRIL o la Superintendencia de Pensiones, su capacidad para hacer cumplir la ley y proteger al afiliado sigue siendo limitada. La percepción de impunidad ante violaciones al sistema es generalizada, lo que socava la confianza ciudadana.
Una reforma necesaria, pero que debe ser vigilada
La modificación de la Ley 87-01 ha estado en discusión durante años. Si bien es necesario actualizar ciertos artículos y mejorar la operatividad del sistema, preocupa la dirección que puedan tomar algunos cambios. Se proponen eliminar o debilitar derechos adquiridos, lo cual podría dejar al afiliado aún más expuesto. La ciudadanía debe estar alerta y participar activamente en este proceso legislativo.
Conclusión: más que una ley, una oportunidad para dignificar la salud
La ley de seguridad social debe ser un escudo protector para el ciudadano, no una red burocrática que complique el acceso a servicios esenciales. A 24 años de su promulgación, estamos mejor que antes, sí. Pero no podemos conformarnos. Es momento de exigir un sistema más justo, más equitativo y verdaderamente centrado en el paciente.