“La vuelta” sin regreso

“La vuelta” sin regreso

Julia Muñiz Suberví

Unos meses atrás fue tema de agenda nacional la problemática de la emigración ilegal vía países de centro y sur América. Un recorrido costoso y peligroso en donde muchos pierden la dignidad, integridad y hasta la vida en búsqueda del anhelado “sueño americano” de la mano de una red de tráfico ilegal.

El trayecto bautizado como “La vuelta” es una terminología que se ha convertido en un vocablo de uso coloquial, utilizado como título de conferencias, eslogan de campañas políticas y publicitarias, sin quizás comprender la cruel y dramática realidad que refleja, de una manera vulgar y triste, la sátira de la miseria social dominicana. 

De acuerdo con el informe “Registro socio demográfico de los dominicanos residentes en el extranjero”, elaborado por el Instituto de Dominicanos y Dominicanas en el Exterior (INDEX), la comunidad dominicana en el exterior ha incrementado en un 12%, es decir, un estimado de 303,975 personas emigraron entre 2021-2022.

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Los Estados Unidos registró más de 25 mil detenciones de dominicanos que cruzaron de manera ilegal la frontera con México, señaló Greg Segas, ministro consejero de la Embajada de los Estados Unidos, al ser entrevistado en el programa de televisión El Día.

La emigración ilegal es un flagelo preocupante, sin embargo, debe trastocar a los gobernantes la silente e inadvertida fuga de cerebros que representa la emigración legal, que ha ido incrementando lentamente gracias a la demanda de perfiles calificados y cualificados por parte de los países desarrollados.

La falta de oportunidades para el desarrollo personal y profesional, el frustrante escenario de mediocridad en los procedimientos públicos que impactan la operatividad de la gestión privada, disminuyendo la posibilidad de éxito, el alto costo de la vida y la inseguridad son la espina dorsal de la emigración.

¿Qué está haciendo el Estado para detener este sangrado?, o quizás, ¿No se ha percatado?. 

En conclusión, ha llegado el momento de implementar políticas públicas que den acceso a empleos con salarios dignos, seguridad y protección social que garantice a la población calidad de vida. ¡Sí! Calidad de vida, bienestar para los dominicanos. Solo así se podrá detener la pérdida del talento humano que se transforma en pérdida de potencial productivo, reflejándose en la disminución de la competitividad ante otros países y, por ende, tiende a desincentivar el crecimiento económico.