La XIV Bienal Nacional de Artes
Visuales: primeras impresiones…

La XIV Bienal Nacional de Artes<BR>Visuales: primeras impresiones…

MARIANNE DE TOLENTINO
La XXIV Bienal de Artes Visuales ha abierto sus puertas en el Museo de Arte Moderno, rodeada de las mayores expectativas y abarrotada de millares de curiosos. Se caracterizó por una minuciosa preparación, que quiso enmendar las lagunas de la edición anterior y responder a los anhelos de los artistas.

El reglamento modificado evitó – y fue una de las reivindaciones principales- que se quedasen premiaciones desiertas por la falta de obras calificables en las categorías correspondientes.

Para tales fines, se resolvió la atribución de ocho premios, sin distinción de renglones, y el Gran Premio. En la selección y luego entre los galardonados surgieron varios talentos emergentes, sino apenas conocidos, lo que confirma nuevamente nuestra bienal nacional como una opción de estímulo para los creadores jóvenes.

Como suele suceder, los formatos grandes -que aparentemente coinciden en el concepto de muchos con la presentación en concurso- y los polípticos abundaron entre los artistas agraciados. Tal vez haya también una relación con el monto más generoso de los Premios. Se notó la presencia importante de las instalaciones -a menudo integrando el vídeo-, de alta calidad, y sobresale el hecho de que por primera vez se recompense a un (a) performance.

Ahora bien, se ha repetido el fenómeno que sucedió varias ediciones atrás, cuando se suprimieron las categorías para la atribución de los premios. Se pensaba así favorecer a la pintura, siempre mayoritaria en cantidad de participaciones y aun de admisiones, y esa quedó como «pariente pobre», ¿un voto de censura de parte del jurado premiador?. Felizmente y ello constituye un factor reequilibrante, el Gran Premio fue otorgado a una Pintura de vastas dimensiones, de la autoría de Juan Mayí.

Esa elección nos causó una honda satisfacción, ya que se trata de un artista brillante, de formación nacional e internacional, con una carrera que lo ha distinguido permanentemente, dentro y fuera de nuestro país. Además su creatividad es polivalente: pintura, escultura, objeto, dibujo, técnicas y materiales mixtos.

Por otra parte, Juan Mayí, un investigador «incorregible», ha demostrado un compromiso con la abstracción- aunque tiene plena capacidad para la figuración. Su Gran Premio se identifica con una explosión del color y de los colores, que salpica el soporte con centenares de estallidos, que marca el triunfo de lo informal… pero con una seguridad de tratamiento y un manejo del espacio, solamente posibles… si se domina perfectamente la forma. Una obra sin duda impactante que dejará su impronta en la XXIV Bienal Nacional de Artes Visuales.

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