La zafra azucarera

La zafra azucarera

UBI RIVAS
La zafra azucarera dominicana empieza en los primeros días del presente mes de febrero y concluye seis meses después, larguísima, si se tiene en consideración el tonelaje a recolectar en los campos de caña de los ingenios.

El 31 de enero último, el fratero diario El Día, insertó en su primera página la principal noticia de que supuestamente la zafra azucarera que se avecina podría peligrar por falta de obreros haitianos, calzada por el reportero Roberto Lebrón, sin identificar al ejecutivo privado que externó tan osada como peregrina afirmación.

Al siguiente día, 01 febrero, HOY a su vez insertaba como su primer titular, original del reportero asignado en la Casa de gobierno, Manuel Jiménez, que el gobierno exigirá contratos para traer obreros haitianos, afirmación del titular de la Secretaría de Trabajo, José Ramón Fadul (Monchy).

Resulta que en el país residen de manera indocumentada (ilegal) entre medio millón a un millón de haitianos, y la interrogante grande, del tamaño del país, es como se planea traer obreros haitianos cuando en el país hay de sobra.

Donde reside el quid del asunto, la suculencia del negocio, el perjuicio del mismo de contratar los que residen ilegalmente aquí a traerlos del otro lado de la frontera, y quienes serían los beneficiarios y a cambio, el país proseguiría por el derricadero corrupto de ingresar obreros haitianos allende la frontera cuando aquí residen en demasía.

Los diarios edifican constantemente como nacionales haitianos ilegales copan negocios de expendio de frutas en triciclos, jugos de naranja en los mismos vehículos a tracción muscular y hasta movidos por combustibles, lustran zapatos, vidrios de vehículos debajo de los semáforos, desplazando mano de obra natural de nuestros paisanos.

Los principales culpables de la cada vez más peligrosa presencia de nacionales haitianos ilegales en nuestro país no solamente son los propietarios de ingenios azucareros privados, sino también los hacendados arroceros, cacaotaleros, cafeteros, señorrotes de la industria de la construcción, que contratan obreros haitianos para pagarles menos salarios que empero, la reducción de sus costes de producción no se reflejan en menores precios a sus clientes, al gran público los productos agropecuarios y a los adquirientes de viviendas los constructores. ¿O hacen los condignos descuentos?.

Pero también culpables han sido todos los gobiernos de los tres partidos políticos, PRSC, el primero que durante la Era Balaguer formalizó los contratos con Haití para traer braceros haitianos y de ese modo crear fortunas en más de un general, práctica que inicio, antes, es cierto, el generalísimo Rafael Leonidas Trujillo cuando formalizó en 1957 el primer contrato de ese género con su pariguao haitiano, Francois Duvalier (Papa Doc).

En esos lineamientos siguieron el PRD y el PLD, sin la mínima variación, haciendo inclusive el PRD y PLD caso omiso a la ley 285-04 que regula todo lo concerniente a la política migratoria del Estado dominicano, letra muerta por las conveniencias económicas que desgraciadamente están por encima de leyes, principios y conveniencias conectadas con la seguridad soberana de nuestro país, hoy asza en peligro por la pacífica como explosiva abrumadora presencia haitiana ilegal en nuestro territorio.

Si a eso añadimos que el desmovilizado ejército haitiano por el presidente Bill Clinton nadie sabe donde se encuentra, así como tampoco sus armas, entonces tendremos una visión más clara y tétrica de como en realidad estamos cercados por los haitianos, porque ese ejército clandestino es una enervante quinta columna presta a propósitos y coyunturas especiales que podrían sobrevenir, y entonces repetirse en términos diferentes, pero con resultados idénticos, a la tragedia de octubre 1937.

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