En el país existe cerca de un 12 % de personas indigentes, en condiciones de pobreza extrema. Son personas que pueden pasarse varios días sin ingerir ningún alimento,  en muchos casos no tienen viviendas donde residir y se encuentran deambulando en las calles de las distintas ciudades del país.

Una de las ciudades donde más se hace visible la presencia de indigentes es la ciudad de Santo Domingo. La población indigente se encuentra en parques, calles, callejones durmiendo en cartones y suelen pedir dinero o comida para subsistir.

Esta población sufre muchos abusos de parte de agentes policiales, sobre todo en la zona colonial. En esta zona se está aplicando una estrategia represiva para mostrar una imagen falsa de la realidad dominicana a los turistas. De ahí el afán de ocultar a los pobres que son vejados, humillados y maltratados físicamente por agentes policiales. Esta práctica es la repetición del patrón balaguerista de que “los pobres afean la ciudad”.

Recientemente una religiosa que trabaja con indigentes en la zona colonial denunció que agentes policiales maltratan físicamente a estas personas, no los “quieren ver” en la zona.

Ella destaca cómo han maltratado mujeres y hombres que deambulan allí, incluyendo a una joven portadora de VIH y a otra que ha sido fuertemente golpeada y se encuentra desaparecida.

El intento de los agentes policiales de “limpiar” la zona colonial de pobres se extiende hacia vendedores ambulantes que también han sido golpeados y apresados para que no vendan en la zona. Observamos el caso de un joven que vendía maíz frente a la catedral y la policía lo apresó porque estaba “molestando” con su venta, igual ocurre con limpiabotas y otros vendedores.

De esta forma se violan los derechos de estas personas y se busca empeorar sus condiciones de pobreza y exclusión.

La pobreza no se erradica con la eliminación física  ni con el ocultamiento de los pobres para que “no se vean”. La pobreza se erradica con políticas sociales de creación de fuentes de empleos y el acceso equitativo a oportunidades de desarrollo humano para toda la población.

La zona colonial le pertenece a toda la ciudadanía que tiene derecho a transitar libremente en la ciudad. Igual ha ocurrido en el parque Duarte, en el que se ejecutan medidas represivas de agentes policiales que impiden con empujones las conversaciones “cercanas” entre amigos o amigas por si acaso se “besan”.

Todos estos elementos muestran una estrategia oculta del gobierno local de “privatizar” la zona colonial.

A lo que se suma el apoyo de la jerarquía eclesiástica que ha promovido esta estrategia en el Parque Duarte.