Laboratorio en el abandono

Laboratorio en el abandono

El país necesita incrementar sus exportaciones agropecuarias. Gobierno y sector privado han trabajado  con ese fin. Se ha avanzado  en el propósito de recuperar para nuestra carne el importante mercado de los Estados Unidos, que perdimos hace muchos años por lamentables descuidos. Hacia ese mismo mercado ya hemos sido autorizados a exportar pechuga de pollo, lo que es un logro significativo. Pero seguimos trabajando de manera errática, destruyendo con los pies lo que hacemos con las manos.

Un ejemplo patético es el abandono en que está el Laboratorio Veterinario Central (Lavecen), una herramienta necesaria  para el análisis y certificación oficial de nuestras  exportaciones de carnes y vegetales, y para la producción de vacunas. En ese laboratorio están severamente deteriorados la mayor parte de los equipos, mobiliario y los espacios físicos e instalaciones. La mayoría de los técnicos, muchos de los cuales  fueron entrenados en el exterior, han desertado por bajos salarios. Los vehículos no sirven. Hay desperdicios por doquier.

Recuperar Lavecen y devolverle su capacidad de servicio debe ser prioritario en el esfuerzo por aumentar nuestras exportaciones agropecuarias y recuperar mercados perdidos. La dirección aspira a un presupuesto de 45 millones de pesos para este año, para restaurar el laboratorio. Manos a la obra.

Formalizar para poder crecer

En los últimos diez años el país ha seguido una tendencia contraria a la que correspondería a quienes procuran el desarrollo y atenuar las brechas sociales. La presidenta de la Asociación de Industrias de la República Dominicana (AIRD), Ligia Bonetti, afirma que en ese lapso se perdieron  cien mil empleos en el sector manufacturero. Esto significa ensanchamiento de las brechas sociales y aumento de la nómina de gente en el sector informal, con todo lo que esto implica en términos de pérdidas fiscales y de protección social.

De ahí que la meta debe ser generar cada vez más plazas de trabajo en el sector formal y estimular a los actores de la economía informal a que den un paso hacia la formalidad. El empleo formal garantiza mejor calidad de vida y prestaciones sociales, así como valor agregado a los bienes y servicios creados. Hay que formalizar para poder crecer con buena salud económica y social.

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