POR CARLOS NINA GóMEZ
No sólo el atleta, en cualquier disciplina, debe tener calidad para alcanzar el éxito…¡también debe estar acompañado de la «suerte» y de la más favorable circunstancia. Cuando se habla de circusntancia de inmediato viene a la mente la lapidaria frase de José Ortega y Gasset, aquel laureado escritor español, que reza: «El hombre y su circunstancia».
La teoría insertada en estos dos párrafos sirven para dar inicio a una radiografía de otro de los capacitados boxeadores dominicanos.
Se trata de Lachy Linares quien figura en la exclusiva lista de los peleadores quisqueyanos que brillaron -aunque sin la suerte ni la ganancia de dinero- en los finales de la década del 60 y principios de los años 70s.
Este pequeño púgil nacido en el barrio San Carlos, pero que se desarrolló, desde niño, en Villa Consuelo, otro de los sectores pupulares de la capital, tuvo luces propias en los cuadriláteros locales.
Lachy también, cuando le tocó laborar con sus puños en ensogados extranjeros, también dejó ver su eficiencia técnica.
Eduardo Recio, quien fue un destacado boxeador olímpico y conocedor de los fundamentos del Noble Arte-, resalta -al hablar con este redactor- la estelaridad de Lachy.
Es categórico al afirmar que «en estos tiempos hubiera sido campeón del mundo…porque era un boxeador que lo tenía todo para triunfar».
Lachy, en su hoja de servicios en el pugilismo amateur, realizó 43 combates y apenas sufrió tres derrotas. Este es un expediente boxístico-olímpico semioficial.
CALIDAD PROBADA
Según informes del propio Eduardo Recio, Lachy figuró clasificado en una de las casillas del Ranking de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB). Llegó al Ranking Mundial por su calidad probada.
Fue un peso mosca natural…en esta división podía danzar, pelear con eficiencia en el cuerpo a cuerpo, sacaba sus manos con la rapidez de un rayo y fue, siempre, un gran asimilador de golpes. Podía pegar y coger puños en el pleito cuerpo a cuerpo, pero casi siempre llevaba la ventaja, según testimonios de analistas de la época.
Durante poco más de cinco años, ocupó privilegiados lugares en el Ranking de la AMB…sin embargo, nunca tuvo la oportunidad de ir a una pelea por el campenato mundial mosca.
Si Lachy fuera hoy boxeador profesional, pues nadie debe dudar que se hubiera adueñado, sin mayores dificultades, del cinturón mundial de las 112 libras, afirman los mismos veteranos comentaristas que le vieron boxear en el Coliseo San Rafael, en el Eugenio María de Hostos y en el Radio Teatro al Aire Libre Santo Domingo (o Radio Televisión Dominicana).
Lachy, contemporáneo de Ernesto Batista, Natalio Jiménez y Luis Ernesto, nunca dio visos de combardía en sus peleas…todo lo contrario, fue siempre un boxeador fogoso, aguerrido y, por lo demás, un eficiente técnico.
Un informe de Recio narra que Lachy Linares, cuando peleó en Puerto Rico (terminando la década de los 60 y parte de mediados de los años 70s), no perdió un solo combate.
En efecto, en el vecino país concluyó su estancia con seis combates (todos ganados) y allí causó gran sensación.
Especialmente en las peleas que protagonizó con Angel Morales y otros rivales de la Isla del Encanto. A Morales y los demás los «paseó» gracias a su arte del buen boxear.
NATALIO, SU DURO RIVAL
En uno de los reportajes de esta serie, se resaltó la singular calidad de natalio Jiménez a quien también expertos conisderan que hubiera sido monarca mundial «si fuera de la época del boxeo moderno».
Lachy Linares, según su afirmación, enfrentó en cinco ocasiones a Natalio…prácticamente dividieron victorias.
Natalio venció tres veces a Lachy y éste salió airoso en dos ocasiones. Aquellos fueron combates titánicos, de puro arte y limpieza en la que el árbitro, en cada riña, no tenía que acercarse a ellos.
El propio Lachy admite la calidad de Natalio y lo sindica como su más duro rival «por eso, refiere, fue mi más difícil contrincante».
Coliseo San Rafael, Coliseo Brugal, Teatro Atenas y Radio Santo Domingo fueron los escenarios de las cinco batallas de puños protagonizadas por estos dos estelares gladiadores quisqueyanos y vistas por enardecidos fanáticos bastante divididos en sus simpatías.
En su larga carrera profesional -porque su expediente registra 83 peleas con 66 triunfos, dos empates y 15 derrotas- Lachy nunca tuvo otros serios enemigos.
Y cita entre ellos a Luis Ernesto, nativo de San Pedro de Macorís y quien, según Eduardo Recio, tenía tanta calidad como la que «adornaban» a Natalio, Ernesto Batista y Pablito Jiménez.
Lachy derrotó en diez asaltos a Ignacio Espinal, quien después de esa pelea combatió (en 1975) por la faja mundial mosca y perdió ante el mexicano Miguel Canto.
Pascual Toribio e Ignacio Espinal, así como los foráneos Rocco Cappano y George McKlunsky, figuran figuran entre los más serios rivales de Lachy.
Sin embargo, pese a la calidad de Cappano, oriundo de Australia, y al británico McKlunsky, los derrotó sin mayores problemas.
Esos triunfos lo validaron para figurar entre entre los mejores moscas del Ranking Mundial.
¿POR QUÉ NO FUE CAMPEÓN?
La pregunta de ¿por qué Lachy Linares siendo tan buen boxeador no llegó a ser campeón del mundo?. Esto tiene su explicación.
Es decir, dicen analistas que hay que dar igual respuesta que la se ha ofrecido cuando se hace la misma pregunta en torno a Natalio, Ernesto Batista, Espinal, Luis Ernesto, Pablito y otros capacitados pugilistas dominicanos de aquellos «tiempos de oro» en el boxeo profesional del país.
Los expertos y entrenadores dominicanos justifican la no ganancia de coronas mundiales de Lachy y sus paisanos contemporáneos en que no contaban con ninguna protección.
No tenía protección del Estado, pero tampoco del sector empresarial privado…y, además, las condiciones en que realizaban sus entrenamientos eran ¡más que precarias!.
Además de que en aquellos tiempos en boxeo profesiocal local -a nivel de organización e influencia internacional.- estaba en «pañales».
Lachy Linares se une, por la circunstancia adversa en el plano económico-social, a muchos de sus colegas que no cuentan con ninguna protección de este Estado moderno…Lachy, quien clama por una necesaria ayuda económica, también vive en la más terrible pobreza, ¡en el andrajo profundo!.
Porque Lachy Linares habita en una sociedad egoísta e hipócrita, que nunca recuerda a sus grandes atletas, ¡aunque éstos le reclamen un mísero pedazo de pan!.