Lady Di, la «princesa del pueblo» con un lugar en el imaginario colectivo

Lady Di, la «princesa del pueblo» con un lugar en el imaginario colectivo

Londres, (EFE).- Diana de Gales, que habría cumplido este 1 de julio 50 años, sigue ocupando un importante lugar en el imaginario colectivo británico, que aún ve a la princesa como la bella y tímida joven que logró modernizar y humanizar a la monarquía.

Lady Di murió el 31 de agosto de 1997, en un accidente de automóvil en el túnel del puente del Alma, en París, junto a su compañero sentimental, Dodi Al Fayed, cuando trataba de huir del acoso de los fotógrafos.

El contraste entre la frialdad de la reina Isabel II y la cercanía de Lady Di era evidente, especialmente en el trato con sus hijos, a los que expresaba públicamente su cariño con gestos nunca antes vistos en la familia real británica, cuyos miembros se saludaban con un rígido apretón de manos.

Diana explicó en una entrevista en 2005 que la falta de cariño y de comprensión en el entorno de la casa real la llevaron hasta la autolesión y la bulimia, una enfermedad que para ella, como dijo, fue una «válvula de escape» y una «forma errónea de pedir ayuda».

A pesar de esto, su carácter accesible y cercano a la gente le ganó el amor del pueblo, que entró en un estado de luto colectivo tras conocerse la noticia de su muerte.

Esta situación resultó exacerbada por la fría reacción de la Reina, que se refugió con el resto de la familia en su residencia escocesa de Balmoral y tardó varios días en hacer alguna declaración de pésame.

El entonces primer ministro, Tony Blair, pronunció el primer discurso oficial sobre el fallecimiento de Lady Di, a quien bautizó como la «Princesa del Pueblo», calificativo que prendió inmediatamente en el ánimo de los británicos.

La gente llenó de flores las puertas del Palacio de Buckingham en honor a Diana, una mujer que sobrellevó la frialdad de su entorno y las infidelidades del príncipe Carlos volcándose en la ayuda a los desfavorecidos y acercándose a la gente sencilla, a las víctimas de las minas antipersonas y los enfermos de sida. Sin embargo, la bandera a media asta no ondeó en el Palacio de Buckingham, algo que provocó la indignación de la ciudadanía.

El director Stephen Frears transmitió su visión de los acontecimientos y de los sentimientos de la reina en la aclamada película «La Reina», interpretada por la actriz británica Helen Mirren.

La muerte de Diana todavía provoca heridas en la sociedad británica e incluso hay algunos que, años después, siguen manejando la «teoría de la conspiración», alimentada estos días por el estreno del documental «Muerte ilícita» de Mohamed Al Fayed, padre de Dodi, en el que el magnate quema los escudos de la familia real.

 En dicho filme, que no se estrenará en Inglaterra por cuestiones legales, Al Fayed califica al Duque de Edimburgo de «nazi» y a la Reina de Inglaterra de «gángster con tiara», y culpa a la monarquía de conspirar para asesinar a la princesa.

En el cincuenta aniversario, la memoria de Diana permanece viva y abundan las comparaciones con Catalina Middleton, duquesa de Cambridge, cuyo anillo de compromiso fue el mismo de Lady Di.

Pese a la diferencia de estilos, Catalina recuerda a Lady Di en muchos aspectos por el aire de frescura que ha llevado a la monarquía.

Pero los contrastes son palpables- los duques han declarado en numerosas ocasiones lo enamorados que están, un hecho que choca con la famosa frase de Carlos durante una entrevista en la que Diana declaró que estaba enamorada, a lo que él agregó, como distanciándose – «Lo que quiera que eso signifique».

El pueblo británico y muchos en el mundo evocan todavía a Lady Di como aquella esbelta, rubia y bella joven fotografiada por el peruano Marion Testino, una mujer cuyas obras benéficas perviven gracias a las acciones de sus hijos.

Guillermo y Enrique, que han continuado con los proyectos de su madre, se han alejado de las rígidas tradiciones de la monarquía y son más cercanos y se muestran más afectuosos en público puesto que, como declaró Diana en una ocasión, «no pasa nada por dar abrazos». EFE

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