SANTIAGO (AFP).- El presidente socialista chileno Ricardo Lagos concluye el próximo sábado su gobierno de seis años, con un apoyo ciudadano sin precedentes y un positivo escenario económico que heredará a la próxima mandataria, Michelle Bachelet.

Lagos, un socialista moderado de 68 años, entregará el poder a su compañera de coalición -la primera mujer en ocupar la Presidencia en Chile- con una popularidad histórica que se empina por encima del 70% y lo convierte en uno de los mandatarios más queridos del país.

Abogado y economista de profesión, Lagos llegó a la Presidencia el 11 de marzo de 2000 para transformarse en el primer socialista en ocupar el Gobierno tras el derrocado presidente Salvador Allende, que se suicidó durante el golpe militar que encabezó el general Augusto Pinochet, el 11 de septiembre de 1973.

Después de vencer en una reñida elección al ultraconservador Joaquín Lavín, el mandatario se convirtió en el tercer gobernante de la Coalición de Partidos por la Democracia, que se mantiene en el poder desde 1990 y que con Bachelet continuará al frente del gobierno por otros cuatro años, de acuerdo con la nueva Constitución Política promulgada hace seis meses.

Después de recibir un país con una economía cuyo producto había caído en 1999 en un 0,8%, Lagos la entregará con un crecimiento que en 2005 habría alcanzado el 6,3% según estimaciones, y debería continuar en este rango durante al menos los próximos dos años.

El crecimiento se basa principalmente en el buen desempeño de las exportaciones, que en 2005 alcanzaron la cifra sin precedentes de 39.536,1 millones de dólares, un 23,5% más que el año previo.

Los envíos se beneficiaron de la serie de acuerdos de libre comercio firmados durante la administración de Lagos, entre ellos con Estados Unidos, Corea del Sur, los países de la Unión Europea y Europa del Norte.

El saliente mandatario dejó avanzados además tratados similares con China, India y Japón, que al entrar en vigor convertirían a Chile en el país con los productos de mayores preferencias arancelarias en el mundo.

La buena racha económica hizo también ceder a los indicadores de desempleo hasta casi un 7%, según datos oficiales.

Pero a juicio del propio mandatario los avances económicos no son el mayor legado de su Gobierno, sino que la mayor transformación fue el “cambio cultural” que experimentó la sociedad chilena en los últimos años y que se corona con la elección de Michelle Bachelet.

“Me gustaría ser recordado por ese cambio cultural”, dijo el mandatario, en una reciente entrevista.

Esa transformación, según lagos, se proyecta en mayores libertades que ahora gozan los chilenos, tras el fin de la censura, la promulgación de una Ley de Divorcio después de 120 años y una nueva Constitución política que eliminó los enclaves autoritarios heredados de la dictadura de Pinochet (1973-1990).

“Tenemos ahora un país más moderno, una sociedad más madura”, agregó el presidente.

En contraste, su administración será recordada por recibir las mayores críticas por nepotismo de las que se tenga memoria en Chile y por algunos escándalos de corrupción, que en su momento amenazaron con manchar la imagen del mandatario.

Lagos fue apuntado por contratar a varios parientes directos en la administración pública, entre ellos su hijo mayor, Ricardo Lagos Weber, que se desempeñó en la dirección de asuntos multilaterales de la Cancillería y quien en el nuevo gobierno asumirá como portavoz oficial.

Los escándalos de corrupción estallaron a mitad de su mandato, cuando aparecieron las primeras denuncias por el pago extra a funcionarios y el desvío de fondos en el Ministerio de Obras Pública, del cual Lagos fue titular antes de llegar a la Presidencia.

Ninguna de las denuncias alcanzó al mandatario, que recientemente prestó declaración judicial como testigo en uno de los casos.

Tras dejar el gobierno Lagos anunció que asumirá la presidencia del Club de Madrid, que agrupa a otros ex presidentes, y dijo que mantendrá un bajo perfil durante el próximo gobierno.

Lagos no descartó volver a postularse en cuatro años más, cuando termine el gobierno de Bachelet.