Al conmemorarse ayer un año de la explosión que sacudió a San Cristóbal, este pueblo y la sociedad dominicana están bañados en lágrimas y dolor, no solo por la pérdida de 42 seres humanos que murieron, sino por la impotencia, indiferencia, falta de sensibilidad y de respuesta creíble por parte de las autoridades.
Durante un acto, en la denominada zona cero, donde ocurrió el hecho, la Comisión de la Verdad compuesta por familiares de las víctimas y personalidades de San Cristóbal, deplora la indiferencia e irresponsabilidad del gobierno, ante un hecho horroroso, inaceptable, donde las complicidades e incoherencias del Estado y sus organismos evidencian la baja valoración que tienen por el ser humano.
Dorka Carrera, cuñada de Licerda Feliz, una de las víctimas, narra que sus hijos una hembra y un varón, adolescentes, todavía siguen muy afectados y ciertamente, en medio de la entrevista a su tía le ganó el llanto.
Un documento de prensa leído por la activista social Sonia Perozo, define como penoso el drama que ha representado este triste episodio, donde un grupo de adoloridos y humildes ciudadanos debe mendigar una respuesta con la que le expliquen qué fue lo originó ese desastre.
Indica que ahora decenas de humildes ciudadanos desprovistos de fortuna y poder, se reúnen cada mes para compartir sus lágrimas, para recordar a sus seres queridos fallecidos, pero también para reclamar al Estado en la figura del presidente Luis Abinader, una respuesta satisfactoria, no inventada de lo que ocurrió y quiénes son los responsables.
Afirma que de la explosión de San Cristóbal hablarán por mucho tiempo, no solo por la magnitud de la tragedia misma, sino por el manejo turbio de las instituciones del Estado para asumir su responsabilidad.
Mala memoria
¿O es que se les ha olvidado que el pueblo fue el que los llevó al poder para que nos representara y protegiera nuestros derechos?, cuestiona la vocera.
Define el hecho como execrable, cuestionable, abominable, repugnante, sin parangón en la historia de San Cristóbal y cuidado si del país.
Considera penoso y hasta vergonzoso que el Estado no haya sido capaz de dar una respuesta creíble de las causas de esta lamentable tragedia, que dejó en la orfandad a decenas de niños y niñas y a decenas de padres y madres en la incertidumbre.
Son 365 días de pesar y angustia que han pasado sin una respuesta creíble.
La actitud indolente del Estado y la inexplicable indiferencia de la procuradora de Persecución de la Corrupción, Yeni Berenice Reynoso ante este hecho, dejan mucho que desear.
Dónde está el estado de derecho de que habla la constitución?
Manuel Antonio Nina (Pacholy) explicó que la Comisión de la Verdad nace durante una misa oficiada por el padre Rogelio Cruz, en el parque central, ante la falta de respuesta por parte de la autoridades a los familiares de las víctimas, y que ese día de la iniquidad quedará impreso en la conciencia de este pueblo.
“Ese día quedará enmarcado como en la historia como el día de la iniquidad, de lo mal planificado y aquellos que colocaron esas dinamitas para derrumbar ese edificio no se percataron que se llevarían 42 personas, 12 desaparecidos”, manifestó ante la multitud que se apostó en la zona cero.
Lamentó que todavía las autoridades no terminen de decirle a San Cristóbal lo que realmente ocurrió el 14 de agosto del año 2023, a pesar de que la población sí lo sabe, al tiempo de advertir que no descasarán hasta lograrlo.
Entre lamentos y dolor
Modesta Mateo (Dominga), quien perdió a su hermano Juan Mateo, habló en nombre de los familiares de las víctimas, pero no pudo soportar el dolor y se fue en llanto, a tal punto que hubo que sacarla fuera para que tomara aire.
Expresó que además de perder a su hermano Juan, también perdió a una prima junto a su esposo con una niña, por lo que exige una explicación al gobierno central, al Ayuntamiento y al Ministerio Público.
Dominga señaló la cantidad de niños, niñas y adolescentes que quedaron en la orfandad a partir de la explosión, suficiente como para que las autoridades actuaran de inmediato.
Los actos conmemorativos iniciaron con una eucaristía en la iglesia Nuestra Señora de la Consolación, luego una ofrenda floral en el busto de Juan Pablo duarte, en el Parque de Los Vagos, de ahí una caminata hasta el lugar denominado zona cero, donde ocurrió la tragedia que dejó sin vida a 42 personas.