Lágrimas sintéticas en una Navidad de plástico

Lágrimas sintéticas en una Navidad de plástico

MANUEL DE LEÓN
Estos días de Navidad todos parecemos estar mas atentos a las necesidades del prójimo. Las ONGs internacionales envían sus informes, tremendos informes de injusticias, exterminios, enfermedades y explotaciones. La mitad de los niños del mundo sufre la ronda sin piedad de los caballeros de la muerte. Pero dentro del dato real y espeluznante también se esconden motivos ocultos, pues todos saben que en estos días navideños estamos mas predispuestos para el altruismo. Y es que, como decía Kierkegaard, “las raíces de nuestras motivaciones éticas son incognoscibles”. Hay políticos y líderes que propagan a los cuatro vientos que tienen una relación de privilegio con Dios, pero estos motivos religiosos solo pretenden validar sus intereses políticos. La Navidad –nacimiento de Cristo- no puede ser una fiesta esmaltada con lágrimas de plástico, porque la vida no es de plástico, porque hay seres humanos, de carne y hueso, con alma y espíritu, que sienten y arrastran una existencia monstruosa e inhumana.

No queriendo caer en reduccionismos baratos, a los cristianos nos está faltando el sentido de la denuncia y el vivir esa denuncia. Estamos en penuria profética, esa que ha sido característica del ser creyente en un Cristo que sufrió la muerte porque no se mordió la lengua, ni cambió de camino. Ahora la denuncia viene de otros lados, -que no son precisamente los cristianos, donde se ponen los desnudos y los muertos, donde se dice lo que es zafio, burdo y feo, sin la mas mínima hipocresía. Porque si el mensaje de los políticos, los líderes religiosos o los intelectuales no llega a las masas, tendrá que llegar de la disidencia y del profetismo bíblico.

Cuando la autocensura se ha instalado en los medios masivos, controlados estos por el poder económico que no sabe de piedad y misericordia, es hora de llamar las cosas por su nombre. Decía Bertrand Russel: “ El problema que aqueja al mundo es que los necios y los fanáticos siempre están seguros de sí mismos, mientras que los sabios siempre están llenos de dudas” . La locura de la predicación del Evangelio sigue siendo la que traerá salvación, verdad y la justicia al corazón de los hombres.

Estos días he leído, en un emotivo artículo, la historia de una Barbie, que no era una muñeca sofisticada de plástico. Es una perseguida política chilena, nacida en 1974, pero con el drama a sus espaldas . La pesadilla interminable es el ejemplo de tantos seres humanos atrapados por las injusticias y las brutalidades. Teniendo que huir del hambre que los disidentes de Pinochet llevan esculpidos en su frente, llega a Japón y se casa teniendo dos hijos. Pero en Japón las mujeres son propiedad privada y a lo sumo una mascota. Trabajaba, además de hacer las labores diárias, 30 horas a la semana haciendo traducciones de inglés aprendido en EEUU donde trabajó ilegalmente. Tiene una hermana casada con un infante de marina norteamericano, pero que maltrataba y violaba al hijo de cuatro años y a la hija menor. El esposo de Barbie no le permitía operar un miasma interno por no costear los gastos médicos. Divorciada, le quitaron los hijos y la casa. Tuvo que pasar miseria, pasando las noche en los bares y de día en casa de algunas amigas humildes, pero sinceras. Ahora se ha venido a Europa, como bailarina. Austria, Holanda y no sabe donde terminará, han sido sus últimas residencias, pero ella espera con su “ sangre de india Ona y mi estirpe casi extinguida, me enseñarán el camino y me darán la fuerza. No tengo prisa. Cumplí 30 años y sé que veré pasar al hombre libre por las grandes alamedas …Algún día.

La realidad de esta Barbie, no es una reconstrucción ideológica que hay que superar. No hay que construir alternativas a la propia realidad, como algunos dicen, sino que la realidad existe pero está en estas fronteras, en estos límites, donde los moldes políticos o religiosos no alcanzan. Por esto no queremos a un Dios solamente Trascendente, Primer Motor, Causa universal eficiente y final de la realidad, infinitamente todo amor, poder, sabiduría y justicia… No queremos al Dios de los griegos, de Platón o Aristóteles, o de la cultura romana, de Séneca, porque son verdades inconcretas, sin nombre, mistéricas y distantes. En Jesús, por el contrario, Dios se hace humano, delimitado, es un Dios que nace, vive, trabaja, escucha, llora, sana, sufre, muere y resucita.

Los cristianos estamos llamados además de la denuncia profética, al compromiso como principio sólido de la vida espiritual . El criterio último ante el tribunal de Dios es el proceder del creyente con las personas más necesitadas ( Mt 25, 31-46). La cruda realidad no puede hacernos permanecer con una fe mística, individualista, interior, etérea. Esto son solo lágrimas de plástico porque las lágrimas de los seres humanos están más a ras de tierra, por eso nuestra fe tiene que ser encarnada, realista, solidaria y cercana. (Revista Vínculo)

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