Río San Juan, Nagua. La Laguna Gri-Gri padece de una terrible enfermedad que se agudiza y trata de arrebatarle la vida útil a este rico ecosistema. Es un mal provocado por el hombre, y se ha acumulado como un virus maligno, día a día, en los últimos años. Se trata de la contaminación ambiental que asfixia la principal fuente de vida en esta comunidad que le abrió las puertas al turismo para que conviva con su gente.
Playas hermosas, bonitas, de arena blanca, hay en todo el país. Laguna Gri-Gri sólo hay una y la tenemos en Río San Juan. Si muere por culpa de la contaminación ambiental, no sólo estamos matando la gallina de los huevos de oro, sino que todos seremos responsables de su muerte.
El razonamiento de Carlos Elías Cruz es lógico. Este cuerpo de agua dulce, que brota de las entrañas de la tierra en su estado natural para formar un reservorio de agua de singular belleza, es la referencia turística del municipio de Río San Juan. La primera pregunta que formulan los visitantes cuando llegan al lugar es ¿cómo llego a la Laguna Gri-Gri?
¿Qué ha generado la enfermedad de Laguna Gri-Gri? En principio era un balneario que todos, visitantes y nativos, aprovechaban. Con el tiempo, el espacio acuático se convirtió en una especie de garaje.
De allí comenzó a operar una especie de ruta de yoleros que transportan a los turistas a distintos destinos. Es una pujante actividad económica que ha ido creciendo.
Actualmente la laguna sirve de estacionamiento para alrededor de 40 embarcaciones, la mayoría construidas de madera. De día operan en actividades turísticas. En las noches permanecen estacionadas en el lugar. El uso intensivo de motores, derrame de aceites, sedimentos, plásticos que lanzan algunos desaprensivos y otras prácticas odiosas, ha generado la contaminación ambiental que podría llevar a una muerte segura a la Laguna Gri-Gri.
Todos están conscientes del problema. Los dueños de embarcaciones conocen del problema. También las autoridades de Turismo, Medio Ambiente y Recursos Naturales y, obviamente, la Marina de Guerra, institución que impuso su criterio para que los yoleros permanezcan en el lugar hasta que se busque una solución de consenso.
Benito García, vocero de los propietarios de bote, argumenta lo siguiente: Nosotros pagamos impuestos para estar aquí y Medio Ambiente no puede venir a sacarnos a la fuerza. Esta asociación tiene 40 yolas, que paga anualmente 40,000 pesos al ayuntamiento; también le pagamos más de 100,000 pesos al año a la Marina de Guerra por renovación de matrícula, pero a nosotros nadie nos da un recibo de comprobante por ese dinero. También pagamos empleados, ayudamos a las iglesias y cuando viene la Policía o Politur, también los transportamos gratis.
Es decir, sabemos que la laguna está contaminada. Pero somos padres de familia y mucha gente depende de nosotros. No tenemos otro lugar a donde ir. Hay un proyecto de trasladarnos a una playa cercana, pero hay que construir un rompeolas. Pero usted que las autoridades siempre hacen las cosas mal dirigidas. Quieren cobrar impuestos, pero no hacen nada.
Higienizan laguna. El ingeniero Enrique Duval, director provincial de Medio Ambiente y Recursos Naturales, también reconoce la problemática. El funcionario asegura que han sacado 27 embarcaciones inservibles de la Laguna Gri-Gri, algunas de ellas hundidas en el fondo.
Nuestro objetivo es tratar de rescatar esta laguna. El plan que sigue es construir una marina cerca de la islita, para trasladar allí las embarcaciones, Así ellos podrán anclar en ese lugar y la laguna quedará libre, de modo que operen como una central de taxis, por turno.
Duval entiende que Medio Ambiente no puede tomar decisiones drásticas y arbitrarias y desalojar a los dueños de yolas fuera de la laguna. Sería una injusticia hacerlo, porque ellos viven de este negocio. Queremos ser justos.
El asunto espinoso es, según el funcionario, el desalojo de 83 viviendas del entorno de la Laguna Gri-Gri. Algunas de ellas se construyeron al borde de los manglares, en el sector La Gallera Vieja. Una de ellas es una discoteca que funciona hace 30 años.
Obviamente, este es un problema más grande, que va más allá del Ministerio de Medio Ambiente. Ahí, donde se construyeron esas viviendas cerca de los mangles, fue que comenzó Río San Juan. Pero hay que buscar una solución.
De su lado, Domingo de León, administrador de la Laguna Gri-Gri, asegura que ha sembrado cientos de árboles en el entono para mantener la armonía.
Trabajamos día y noche para que no tumben los árboles, para que no lancen plásticos al agua, para que no capturen aves ni otras especies acuáticas.
El funcionario dijo que la guardaparques Teresa Frómeta se esfuerza para que las personas no lancen plásticos al agua, pero siempre lo hacen. Aprovechan cualquier descuido para hacerlo. Es una cuestión cultural. A veces, los dueños de botes le advierten a la gente, pero como quiera lanzan vasos al agua.
Área protegida
Con el artículo 22 del decreto 571-909 se creó el Monumento Natural Laguna Gri-Grí , con el propósito de garantizar la integridad física y la hermosura del manglar que rodea los manantiales de este gran río subterráneo que emerge justo a la orilla del pueblo de Río San Juan y en medio de un hermoso bosque de galería, cargados de aves y que sigue las sinuosidades del caño navegable que poco después va a desembocar al Océano Atlántico, sirviendo de vía o ruta obligada a la famosa Cueva de las golondrinas, utilizada actualmente para esta modalidad de prácticas recreativas y ecoturísticas de la costa norte. Estos límites encierran una superficie de 16.15 kilómetros cuadrados.
Esta área protegida es un manantial de agua dulce que brota de las entrañas de la tierra. Sus aguas siguen el curso de un canal de 260 metros de largo que comunica el Océano Atlántico. En ambas márgenes abundan manglares, donde habitan especies de fauna y flora. Los turistas disfrutan de gallaretas, garzas, la Aura Tiñosa, carraos y últimamente de águilas pescadoras vez.