Redacción Central (EFE).- Gobiernos, jueces, víctimas e incluso literatos han deplorado hoy que el ex dictador chileno Augusto Pinochet haya permanecido impune ante la justicia hasta su muerte, aunque coinciden en que será la historia la que le condene.

El fallecimiento que le sobrevino el domingo pasado a Pinochet en un hospital ha impedido que los tribunales aclaren su responsabilidad sobre los cientos de denuncias de violaciones de derechos humanos cometidos durante su régimen militar (1973-1990).

La diputada socialista chilena Isabel Allende, hija del derrocado presidente Salvador Allende, lamentó hoy en España que nunca se lograra la sentencia condenatoria y que ni siquiera se enfrentara a los tribunales: “primero se escondió en la supuesta inmunidad parlamentaria y después ha preferido pasar por un demente senil”.

Sin embargo, pidió a los tribunales que eviten que la fortuna de unos “30 millones de dólares” atribuida al fallecido general Pinochet, sea heredada por su familia.

El mismo lamento de “frustración” expresó el juez español Baltasar Garzón, quien logró que Pinochet fuera detenido en Londres en 1998 al acusarle de delitos de genocidio, terrorismo y torturas, aunque el magistrado consideró que los procesos relacionados con el dictador deben continuar porque hay otros responsables de los graves delitos que se le imputan.