Clásicas, imponentes, símbolos de elegancia extrema, las lámparas “chandelier” tienen ya varios siglos marcando el ritmo en lo que a iluminación se refiere. Chandelier es una palabra francesa que deriva del latín “candelabrum” o candelabro y denominan las presuntosas “lámparas araña” cuyo origen se remonta a la época medieval, cuando consistían en rústicas lámparas con diferentes brazos cruzados horizontalmente, dispuestos de forma que colgasen desde el techo para iluminar los salones, especialmente de monasterios o iglesias. Sin embargo, con el correr del tiempo, y muy especialmente a partir del siglo XV con la llegada del Renacimiento, las “chandelier” fueron adquiriendo formas y diseños más finos y elaborados en versiones que han permanecido prácticamente intactas hasta nuestros días.
Decoración de altura. Las lámparas “chandelier” en cristal son un elemento de decoración e iluminación que da un toque de elegancia al espacio que ocupan. Ya no se limitan a los tradicionales diseños, sino que muchas vienen en formas impensables y originales de cascadas o simulan enredaderas.
Hay que tomar en cuenta que estas piezas requieren de un cuidado especial para que puedan mostrar todo su brillo (de hecho, las primeras “chandelier” de cristal servían al propósito de que este material maximizaba la potencialidad de luz gracias al fenómeno de la refracción). La mayoría están elaboradas en fino cristal y para limpiarlas se necesita de un plumero. La página decorativechandelier.com dedicada a su venta, sugiere una solución de limpieza a base de alcohol isopropílico y agua destilada que puede espacir con ayuda de guantes de algodón.
ZOOM
Extravagantes
La primera imagen corresponde a la que se ha catalogado como la lámpara de araña de vidrio de plomo de Baccarat más grande del mundo. Está en el palacio de Palacio de Dolmabahçe, Estambul; la segunda es una creación del japonés Yasumichi Morita para la firma Baccarat. Mide 27.2 pies de alto y pesa dos toneladas.