Lámparas recicladas, iluminación y color

Lámparas recicladas, iluminación y color

EFE. El diseñador industrial español Álvaro Catalán de Ocón ha sido el encargado de dar forma a una iniciativa que ha puesto en valor la artesanía de comunidades como la de los epearas y los guambianos de Colombia, quienes han trasladado su artesanía al reciclaje de las botellas de plástico que se acumulan en el Amazonas.

Las botellas de plástico de Coca Cola son el soporte que ha servido para emprender un proyecto de trabajo sostenible, PetLamp, basado en el diseño de lámparas que comenzó en 2011 en Colombia, tiempo después se ha desarrollado en Chile y en breve se extenderá a Japón y Etiopía.

“Una visita a Colombia fue el detonante, y el momento fue cuando me invitaron a participar en un proyecto basado en la reutilización de botellas de plástico”, comenta Álvaro Catalán de Ocón.

La trayectoria del diseñador, volcada en el diseño de lámparas, le llevó a plantear la creación de estas luminarias.

Los residuos se reciclan y se transforman en hermosas lámparas en las que se aplican técnicas de artesanía milenarias, que consiguen hacer olvidar el material sobre el que se sustentan.

Hermosas lámparas de desecho. El problema que se pretendía atajar con ello es la enorme cantidad de plástico que flota en el Amazonas y que ha creado una isla de deshechos. “Me motivó no solo conocer el país sino llevar una cultura y una técnica artesanal de un país a otro”, explica el diseñador.

“La botella es uno de los objetos más industriales; combinarlas con la cestería, una técnica más antigua que el barro, y transformarlas con la artesanía, me interesaba más que la variedad de objetos que se podían construir con ellas”, explica.

Así, se empezó a observar la botella como un objeto “digno” y no como un residuo, y eso le ha otorgado unas posibilidades inesperadas.

Álvaro Catalán asegura que la artesanía “te permite llegar a un nivel más profundo de conocimiento de las personas” y el mundo que las rodea.

“No quiero que sea el proyecto que marque mi carrera, pero sí es cierto que es uno de los que más ha influido en mi trayectoria”, comenta.

 Reduccionismo más que minimalismo. Además, se define como un diseñador reduccionista, más que minimalista, intentando quedarse con lo básico de cada creación.

Poco a poco, trata de representar una idea y un concepto de la manera “más sencilla posible”, una idea que puso en práctica en su proyecto con la firma de muebles Vitra, en el que incorporó el bordado y el ganchillo a una de sus sillas icónicas, Alluminium.

En sus estanterías reposan varios premios, aunque reconoce que el que más le ha marcado ha sido el otorgado en Milán como Diseñador Joven del año en 2010, ya que “es un poco la meca del diseño joven en el mundo y te mides con los diseñadores de cualquier parte”.

Asegura con orgullo que no ha trabajado nunca para nadie. “He aprendido a golpes, probando, y eso me ha dado una personalidad y el poder desarrollar mi carrera de diseñador”, dice.

Aunque le gustaría enfrentarse a la industria “para unir fuerzas”, su objetivo está ahora en asentar sus proyectos y “sacar con fuerza algún proyecto”, comenta con decisión.

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