Larga, costosa fatigante y vacía

Larga, costosa fatigante y vacía

La campaña electoral, que felizmente se aproxima a su fin, debería inspirar a los  distintos sectores de la vida nacional a involucrarse en el esfuerzo de actualizar  las reglas de juego de nuestro ejercicio político. No es posible que el país continúe ejerciendo  la promoción de las aspiraciones políticas de los partidos por medio de una campaña tan larga, costosa y agotadora, durante la cual lo que menos sobresale es la propuesta de soluciones para tantos problemas acumulados a través de los años.

Se calcula que en la presente campaña electoral se han consumido miles de millones de pesos. La Fundación Justicia y Transparencia calcula que en los últimos cuatro meses, el PLD y el PRD han gastado una suma aproximada a los 4,500 millones de pesos, de los cuales una buena parte proviene del erario. No parece juicioso que se gaste tanto dinero en  una campaña sin ninguna regulación y fundamentada en acusaciones y contra acusaciones sin pruebas.

Tenemos que mejorar  el valor agregado de las campañas electorales y crear las condiciones para que sean menos largas y costosas. Hay que vencer además la resistencia que oponen las organizaciones políticas a  la aprobación de una ley que regule a los partidos. La democracia nacional ha mejorado en muchos aspectos, pero la campaña electoral continúa siendo larga, costosa y agotadora.

Haití y la agenda binacional

La asunción del ex canciller  Laurent Lamothe como primer ministro de Haití parece cerrar un capítulo de fragilidad institucional provocada en ese país por las fricciones entre el presidente Michel Martelly y el Congreso. Lamothe, un empresario de  39 años,  antiguo astro del tenis y titulado en ciencias políticas en la Universidad Barry, de Miami, ha presentado el diálogo como pieza clave  de su gestión por la reconstrucción.

Para la República Dominicana, que tiene con Haití una paralizada agenda binacional, es un hecho trascendental que la vecina nación se encamine -como parece- hacia una armonización duradera de intereses que posibilite la organización del Estado y la reconstrucción. Y sobre  todo, que la gestión que inicia Lamothe abra las puertas de un constructivo diálogo binacional que permita definir mejores parámetros de intercambio comercial, cooperación mutua y coexistencia.

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