Largo pétalo de mar

Largo pétalo de mar

Dedicado al Grupo literario las “Lechuzas literarias”, cuyos integrantes sienten y viven la literatura.

Isabel Allende, con la novela titulada “Largo pétalo del mar”, confirma de nuevo su atracción literaria por las historias humanas que nacen en la Historia universal. Ya lo había demostrado con la obra “La isa bajo el mar”, que transcurre en Saint Domingue, entre los años 1770-1793 y comienza relatando la llegada a la isla de un nuevo colono francés, Toulouse Valmorain. En esta última novela se nutre de los republicanos españoles, que después de los trágicos acontecimientos de la guerra civil deben entrar en la errancia del exilio pasando al Pirineo, para llegar a Argeles en Francia, donde sufrirán los desastres del destierro, del hambre, de la enfermedad y de la muerte, antes de llegar a Chile, y volver a encender la vida y la esperanza hasta que caiga el segundo destierro, después del golpe que sufrió el presidente Allende y el pueblo chileno.
La novela toma cuerpo a través de los años de guerra hasta el noveno capítulo. La escritora no soslaya nada que haya marcado las vidas de los republicanos españoles del frente de Barcelona, lo que describe con mucha humanización y conmovedora escritura.

Todos los procesos son presentados desde el entusiasmo casi romántico por las ideas socialistas de la libertad, hasta los sueños libertarios de los anarquistas de la columna de Durruti, sin dejar de lado los católicos conservadores antifranquistas y antifascistas, tomando también en cuenta toda la complejidad y la diversidad de los componentes del Frente Popular Republicano. En la escritura de Isabel Allende se capta una admiración por esos ideales que ella vivió a través de la historia del presidente Salvador Allende.
Se desprende una emoción abierta entre la escritora y sus personajes; su escritura denota que ella está en sus anchas, generosa, ágil y conmovedora en los sentimientos humanos. “Sus alumnos la despidieron tocando el segundo movimiento de quinteto para las cuerdas de Schubert, cuya melancolía se prestaba a la ocasión y después cantaron una de las canciones de los milicianos que, el profesor había compuesto”, con la trama artística de la música clásica.

Isabel Allende sirve la idea más profunda de la Segunda República Española, la de la dimensión del arte como elemento de educación y libertad, así como también, como fundamento de salvación, pues la figura central femenina gracias a sus dotes de pianista, le permite sobrevivir en Santiago de Chile como concertista y profesora en el conservatorio nacional de música.
“Dos días más tarde Felipe llevó a Roser a una emisora de radio, cuyo director era amigo suyo, logrando esa misma tarde que la pusieran ante un piano para acompañar un programa. De paso anunciaron su talento de concertista y maestra de música. Nunca habría de faltarle trabajo.”

Ahora bien, la novela tiene una fuerza propia en la estructura, fusionar entre los acontecimientos políticos y los acontecimientos humanos del destino en las vidas individuales, que, en muchos casos, son una novela, como bien lo enuncia el dicho popular.

Queda claro, que la autora se empapó de todas esas anécdotas e historias que cristaliza en los personajes centrales: Víctor, el hermano de Guillem, es el que partirá al exilio con Roser la pianista y con quien tendrá que establecer un acuerdo del destino, casarse para los papeles de salida, convertirse en su cómplice existencial, y en el padre del hijo que Roser tuvo de Guillem, el fallecido. Así llegaron a Chile, gracias a la gesta heroica y solidaria de Pablo Neruda que aparece en la novela como el ángel marxista-comunista, salvador, hermano y amigo de España Republicana y libre. Neruda fue capaz de organizar un barco de carga mercantil, buscar los fondos y las ayudas para evacuar y salvar a dos mil republicanos españoles… La intensidad descriptiva de la autora, la implicación, el compromiso y la hermandad surgen con una poética verbal imborrable. “El Winnipeg” navegó hacia el sur de ese “largo pétalo” de Neruda. Abordo una expectación callada se iba apoderando de los españoles. Un dos (2) de septiembre vieron a Valparaíso, su destino final, y al anochecer el barco fondeó frente al puerto.
En estas descripciones y ambientaciones humanas en barco “Salvador Winnipeg, se convierte simbólicamente en el Potemkin de América. La multitud apiñada detrás de los cordones de contención, con pancartas y banderas de España, de la República, de Euzkadi y de Cataluña, los vitoreaba en un solo clamor ronco de bienvenida. Una banda musical tocaba los himnos de Chile y de España republicana, así como, la Internacional, coreados por cientos de voces.

Estamos frente a una novelista que no deja de “ser mujer” en su escritura y más allá de la dialéctica de clases, de las diferencias sociales, culturales y étnicas que sirve con una pluma de conciencia y compromiso realzando su lupa feminista frente a la doble moral de las familias conservadoras y acomodadas que pinta con mucho ojo y una inteligencia exquisita frente a la pasión carnal, a los casamientos arreglados, al embarazo accidental y sus consecuencias, morales y éticas, en una familia de la alta burguesía, los Del Solar, cuya hija Ofelia encarna toda la tragedia de un embarazo inesperado y tapado por una Iglesia católica que todavía en el siglo XX, se nutre de paradigmas crueles, lejos de la compasión cristiana.

En la tensión moral y sentimental, la novela llama la atención crítica sobre el distanciamiento de los padres con sus hijas, de los esposos con sus mujeres, de los amos con sus trabajadores, y se confirma una visión clara sobre a sociedad chilena entre los años 1950 hasta la caída de Allende, con una tercera parte titulada Retornos y Raíces, que va hasta el 1991, y que podría considerarse como una novela dentro de la novela que nos pone a viajar a través de la historia moderna de Chile, y nos prefigura de nuevo a Allende cuando este era senador y Neruda se une a él, con el refugiado español, quien diplomado de médico en Chile se convirtió en el médico oficial de Allende, pero también en su compinche del juego de ajedrez. En este capítulo tenemos páginas maravillosas: “Apenas pudo se retiró para apoyar la candidatura de Allende, quien contra viento y marea acabó encabezando la Unidad Popular, una coalición de partidos de izquierda. Neruda secundó la campaña”.
Y, dentro de toda la aventura que va a suceder hasta la victoria de Allende en Chile, permitiendo que se recomponga la familia, aparece carne perdida y desaparecida, con el deseo de volver a España si se muere en Chile.

A partir del capítulo XII, se acelera la historia de la historia, de volver a rehacer las vidas frente al destierro, y es en eso que la novela se engrandece con los aportes humanos de la complicidad entre refugiados republicanos españoles, y los refugiados chilenos a través de este concierto en lo que se entrecruzan de nuevo los sentimientos y los destinos… “Hemos empezado de cero varias veces, Roser. Podemos hacerlo una vez más” …

Los personajes llegan a la vejez, al inventario de sus vidas y los amores y las pasiones existenciales toman esencia al final como una reconciliación existencial de todos los hechos, “Así supo Víctor, más de medio siglo después de los hechos, de que Ofelia había quedado encinta en la época en que se amaron…
“Largo pétalo de mar” nos lleva a la reconciliación humana con la libertad.

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