La crisis de apagones que sufre República Dominicana ha desatado consecuencias entre los comerciantes y entre la población en general. La situación provoca un estado de desesperación en todo el país, con protestas y manifestaciones que aumentan.
Los prolongados cortes de energía afectan de forma severa a los comerciantes, quienes enfrentan pérdidas económicas significativas debido a la imposibilidad de operar sus negocios de manera eficiente.
En Barahona, por ejemplo, los residentes de 40 sectores reportan interrupciones frecuentes del servicio eléctrico, lo cual ha llevado a muchos comercios a cerrar temporalmente o a operar con capacidad reducida.
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Los dueños de tiendas y restaurantes expresan su frustración al no poder mantener productos refrigerados ni ofrecer servicios a sus clientes durante los apagones prolongados.
Luis Dipré, dependiente de un colmado en la calle Rafael J. Castillo en el capitalino ensanche La Fe, se queja de cómo “la falta de luz afecta al negocio porque se dañan muchos productos. También bajan las ventas porque no hay productos fríos y a la gente le gusta su producto bien frío, y si no hay luz, no se enfrían”.
Para la población en general, los apagones también crean un ambiente de inseguridad y malestar. En la noche, la falta de electricidad lleva a los residentes a encerrarse en sus hogares por temor a atracos, mientras que el calor extremo sin ventilación agrava las condiciones de sueño y de vida.
En el residencial Juan Rafael Sur, de la avenida Jacobo Majluta, “se dan las tandas de apagones, aunque no tantos como en otros lugares”, expresa José Luis Soto.
La situación ha desencadenado protestas en diversas localidades, como en Neiba y Barahona, donde los ciudadanos se han movilizado quemando neumáticos y bloqueando calles en demanda de una solución inmediata.
En medio de este caos, Celso Marranzini, presidente del Consejo Unificado de las Empresas Distribuidoras de Electricidad (CUED), atribuye los apagones a una combinación de factores, incluyendo la alta demanda de electricidad exacerbada por el intenso calor, así como la antigüedad de algunas subestaciones eléctricas, algunas de las cuales datan de 1970.
Según Marranzini, estas instalaciones no están equipadas para manejar la demanda actual de energía, lo que contribuye a la inestabilidad del suministro.
El presidente del CUED ha solicitado paciencia a la población mientras el gobierno trabaja en soluciones a largo plazo. Asegura que el problema no se limita a una mala gestión de las empresas distribuidoras, sino que también involucra a individuos con alto poder económico que sustraen electricidad de manera ilegal.
Enfatiza que el Gobierno adopta medidas para abordar estas irregularidades y mejorar la situación.
Dice que el Gobierno, bajo la presidencia de Luis Abinader, está comprometido en mejorar la gestión de las distribuidoras de Electricidad (EDE) y en solucionar los problemas estructurales que afectan al sistema eléctrico.
Dijo que los apagones seguirán hasta implementar las mejoras.