Las “mojigangas”, una tradición centenaria

Las “mojigangas”, una tradición centenaria

CALI,  (Colombia), EFE.- Las «mojigangas», una representación folclórica del Pacífico colombiano que fue heredada de los españoles en la época de la Conquista, parecen vivir sus últimos días en los semáforos de Cali (suroeste) en estas festividades navideñas y de nuevo año.

   Sin una explicación concreta, pero quizás mermadas por costumbres anglosajonas, las tradicionales fiestas callejeras son ahora una manifestación folclórica a la que ni siquiera la Feria de Cali -una de las más vistosas y conocidas de la región- logra devolverle sus aires de antaño.    Aunque las «mojigangas», también conocidas como «caránganos», «diablitos» y «matachines», se tipificaron como fiesta navideña en Cali y algunas provincias del departamento del Valle del Cauca, son ajenas e incluso desconocidas en otras regiones colombianas, por lo que a los turistas les resulta particular apreciarlas en estas fechas.

   Usualmente las «mojigangas» son agrupaciones callejeras conformadas por jóvenes de barrios marginales de la ciudad, quienes se disfrazan de calavera, diablo y viuda (por aquello de que murió el año viejo) y que danzan al ritmo de tambores y chirimías que les siguen en su recorrido.

   «En un día pueden hacerse 50.000 pesos (unos 25 dólares) o hasta 100.000 (50 dólares)», dijo a Efe el director del Archivo Histórico de Cali de la Secretaría de Cultura y Turismo Municipal, Gonzalo Gonzáles, quien agregó que actualmente en la ciudad los tradicionales grupos de «diablitos» no superan los 50.

   «Los que aún persisten son integrados por unos diez jóvenes en promedio, que han heredado esta costumbre de sus padres o familiares» de barrios marginales caleños.

   Así, mientras algunos redoblan sus tambores y otros danzan blandiendo látigos ruidosos a su andar, uno se encarga de recolectar el dinero que les dan los transeúntes.

   «El alquiler de los disfraces nos cuesta 15.000 pesos (unos siete dólares) por día», dijo un joven de Terrón Colorado, un barrio de ladera de Cali que junto con Siloé alberga la mayoría de grupos de «mojigangas», que desde finales de noviembre hasta el 7 de enero invaden las calles y semáforos de la ciudad, algo que años atrás sólo se apreciaba durante la última quincena de diciembre.

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