Las aguas del Nizao salvarían a Baní

Las aguas del Nizao salvarían a Baní

FABIO R. HERRERA-MINIÑO
Las fuerzas representativas banilejas, dándole vigencia a lo que ya una vez sentenció Eugenio María de Hostos de la gran familia y que más luego Joaquín Balaguer, admirado, destacó su laboriosidad, está resuelta a buscarle la solución definitiva a la escasez de agua potable de la comarca, detectando las fuentes más viables para lograrlo, y de nuevo surgen las aguas del río Nizao como las que otra vez salvarán a Baní.

Las aguas del río Nizao, conducida por medio del canal Marco A. Cabral por decenas de kilómetros de canales primarios, secundarios y terciarios, han hecho florecer la agricultura y la ganadería de toda la comarca banileja, que con la devoción al trabajo de sus habitantes, la han convertido en una fuente de riqueza que lleva prosperidad a sus habitantes.

Los canales de riesgo son una gran tradición banileja, desde que Juan Caballero construyera las primeras regolas, y luego se avanzó cuando a finales de década del 20 del siglo pasado, durante el gobierno de Horacio Vásquez, se inició la construcción del canal Marco A. Cabral. Este ha sido sometido a diversas ampliaciones con el fin de dar seguridad de agua a más de cien mil tareas, que en la actualidad se aprovechan unas 70 mil tareas, que son ejemplo de la laboriosidad de los hombres dedicados a la tierra. Por igual de sus aguas se extraen diversos caudales para abastecer acueductos rurales aledaños a la ruta del canal, y sin esa agua, muchas poblaciones desaparecerían.

Los banilejos, preocupados por la obsolescencia del acueducto construido en 1947, que no abastece a la población actual, atraviesa muchas limitaciones, y procura por los más imaginativos medios, lograr el agua para sus necesidades mínimas. De ahí que, aunándose como un solo espíritu comunitario, los banilejos se han puesto en pie de lucha para lograr que se resuelva su escasez de agua potable mediante la construcción de un nuevo acueducto que aproveche las aguas del río Nizao, ya que se trataría de una solución muy económica, lógica, y que en menos de 16 meses, podría estar dándole agua a Baní y sus alrededores que ahora no la tienen.

Había otras posibilidades, las cuales por costosas, se han descartado como aquella ensoñadora represa de El Recodo, asentada en el cauce de un río moribundo que ya dejó de ser río y su caudal no resiste una regulación continua. No aportaría el agua que se requiere, por lo que ese proyecto está descartado. También están las aguas subterráneas del arroyo Bahía, pero su factibilidad es dudosa y costosa; sería una solución de emergencia para más allá del 2050. O colocar un bombeo en el contra embalse de Las Barías.

Por otra parte, en un encuentro realizado por munícipes representativos de la comunidad banileja, una empresa inglesa, constructora de acueductos, ofreció detalles de un anteproyecto de acueducto para Baní, aprovechando parcialmente las aguas del canal Marco A. Cabral a las alturas del túnel de salida del canal en el contra embalse de Las Barías, para bombear el agua a una planta de tratamiento, y luego, por tuberías de diversos diámetros hacerla llegar a los centros de consumo para resolver en un breve plazo los problemas actuales, que son de una gravedad preocupante.

La propuesta contempla el uso de poderosas bombas eléctricas para bombear un metro cúbico por segundo desde el canal matriz y que no es utilizada para el riego, ya que el área irrigable no necesita todo el agua que sería capaz de llevar el canal. Habría que corregir el derroche del agua en los predios agrícolas para obtener una apreciable economía, lo cual haría que el regante tuviera conciencia del agua esencial para sus predios agrícolas y ganaderos, y con una sociedad de regantes vigilante, administrando el uso del agua correctamente.

El agua tratada, proveniente del canal Marco A. Cabral, se enviaría desde la planta de tratamiento en Pizarrete por una tubería matriz de 36 pulgadas hasta Baní y en su paso se alimentaría a Paya, y a Pizarrete. Ya otras comunidades en el entorno del sureste de Baní, el gobierno les está construyendo nuevos sistemas de abastecimiento. En Baní se reforzarían las tuberías y se llevaría el agua para abastecer a Boca Canasta, El Llano, Sombrero y Cañafistol, sin llevar más agua más allá del arroyo Bahía, dejando el abastecimiento de Matanzas, Las Calderas y Salinas a los sistemas existentes y con los refuerzos que se han construido, previa reparación de esos sistemas de bombeo, fuera de servicio por falta de mantenimiento.

Baní merece atención del gobierno y este proyecto de acueducto con sus bombas, planta de tratamiento en Pizarrete, con tuberías, tanques de almacenamiento y otras obras conexas, no tendría un costo superior a los 50 millones de dólares, lo cual podría ser objeto de una obra concesionada para su operación, administración y recuperación del capital invertido.

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