Las almas machacadas

Las almas machacadas

Polonia ha sido “repartida” en varias ocasiones; Rusia, Prusia y Austria, han “carneado” ese territorio, con dolor de los polacos comunes y de sus artistas más destacados. La llamada Ucrania-polaca es una zona del mundo donde sus habitantes se han visto obligados a aprender varios idiomas. Son políglotas “por necesidad”. La presión de los imperios vecinos los compele a “disfrazarse” para sobrevivir. A veces hay que parecer ruso; otras veces, es mejor estar cerca de los alemanes. Las grandes potencias políticas aplican sus tenazas con más fuerza en algunos puntos de la geografía; aquellos que, según las técnicas de cada época, son calificados de “estratégicos”.

El célebre novelista Joseph Conrad, autor de “Heart of Darkness”, en realidad se llamaba Josef Teodor Konrad Korzeniowski. Nació en un pueblo de Ucrania, entonces perteneciente al imperio ruso; sus padres procedían de Polonia. Sin embargo, Joseph Conrad escribió “El corazón de las tinieblas” en inglés; y pertenece, con todo derecho, a la literatura inglesa. El caso de Joseph Conrad se repite en muchos eslavos, del pasado y del presente, que no gozan de la notoriedad de este escritor. Es frecuente que tengan que emigrar o cambiar de nacionalidad. Conrad, fallecido en 1924, obtuvo la ciudadanía británica en 1886. Se dice que antes había sido ruso, polaco, lituano, austriaco.

La adscripción o pertenencia a una cultura, a un grupo humano, a una nación, puede asumir diversas modalidades: la obsesión militante, el “sentimiento trágico”, el compromiso político, la “adaptación” resignada, la huida hacia “el exterior” y, en algunas ocasiones, el martirio voluntario. Son almas machacadas por los poderes públicos, impedidos de manifestar su amor a la tierra donde nacieron y “mudaron los dientes”. Con una porción de su personalidad aprisionada por fuerzas políticas que no aprecian.

Ayer, en la edición internacional de “The New York Times”, circuló un artículo acerca de los recientes conflictos en Ucrania. Trata, en primer lugar, de la lujosa residencia del ex-presidente Víctor Yanukovych, ahora propiedad del Estado y símbolo de la corrupción gubernamental. Incluye una declaración de Tetyana Chornovol, antigua directora de la fallida oficina anticorrupción: “Nuestro país está enfermo, carece de patriotismo; difícilmente podemos esperar cosas mejores del gobierno”. Son almas machacadas por la desilusión.

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