Es imposible contabilizar los votos que pueden generarle al candidato presidencial Hipólito Mejía sus persistentes truculencias amenazadoras, pero no son muchos. Lo que sí acaban de provocar es el llamado a la reflexión rubricado conjuntamente por la Iglesia Católica, la Unidad Evangélica, la Junta Central Electoral y la Universidad Católica Madre y Maestra.
Las encuestas no han preguntado directamente la reacción del electorado frente a las amenazas del ex presidente y candidato del PRD, pero sí registran el resultado negativo que su verbo violento y chantajista genera en el universo electoral. Su estrepitosa caída en la preferencia electoral se debe a su discurso vacío y violento, capaz de ahuyentar a sectores conservadores, liberales y de clase media, que recuerdan con aprehensión el retroceso global que padeció la nación en el interregno 2000-2004.
Dicen los testigos del Pacto de la Civilidad: En este sentido, generan preocupaciones algunos pronunciamientos que no se corresponden con la actitud exhibida por la población, y que podrían exacerbar los ánimos en el momento en que se requiere de mayor cordura y tranquilidad de espíritu, que es el comportamiento que se espera del liderato político nacional, de respeto y respaldo a la voluntad que exprese el pueblo en este certamen electoral, señala el Llamado a la reflexión, firmado por el Cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez, Agripino Núñez Collado, Fidel Lorenzo Mesón y Roberto Rosario.
Hablemos claro: Mejía es el único candidato cuyos pronunciamientos generan preocupaciones, y que no se corresponden con la actitud exhibida por la población. Amenaza a jueces electorales, magistrados de la Suprema Corte, a las Fuerzas Armadas, al Congreso, el Ejecutivo; denuncia aprestos de fraude en una época de mayor tecnología y vigilancia internacional, avanza que rechazará resultados adversos en las urnas.
Las amenazas se responden con reflexión y firmeza. El país demostrará el 20 de mayo que está harto de intolerancias y actitudes trujillistas.