Las amenazas del Lago Enriquillo

Las amenazas del Lago Enriquillo

Después de la tragedia del río Blanco en Jimaní, con su notable avalancha de aguas, causantes de decenas de muertos y destrucción parcial de la población, la cuenca del Lago Enriquillo se ha vuelto inestable por la abundancia de agua que ha elevado el nivel del lago, que por lo general estaba en la cota de los 40 metros por debajo del nivel del mar.

Desde hace dos años las aguas del lago han ido elevando su nivel para situarse probablemente en torno a los 35 metros por debajo del nivel del mar, con lo que ya afecta tramos carreteros desde Jimaní a Neyba; ha inundado miles de tareas de tierra cultivables que por muchos años fueron aprovechadas por los moradores de las poblaciones a orillas del lago, sin acordarse que esos terrenos una vez fueron parte del lago.

En 1893, las mediciones realizadas por un geólogo norteamericano de apellido Wells determinó que en ese año el nivel era de 60 centímetros por encima del nivel del mar. Ese dato le da una idea al lector de que las aguas del lago llegaban hasta las orillas de Neyba y poblaciones como Boca de Cachón no existían y en Duvergé se vivía a orillas del lago. Sin embargo esa condición duró poco tiempo y para 1900 el nivel estaba a 34 metros por debajo nivel del mar.

La historia geológica del lago es impresionante, ya que hace millones de años las bahías de Neyba y la de Puerto Príncipe se comunicaban por un brazo de mar que luego, por movimientos tectónicos, en la parte de Haití se cerró ese canal dejando al mar hasta las orillas de lo que luego sería Jimaní. Entonces, el joven río Yaque del Sur, durante miles de años, con sus enormes crecientes, arrastrando millones de toneladas de sedimentos, fue poco a poco cerrando el paso de la bahía de Neyba. Esto lo favorecía una larga barrera de coral que todavía existe, comenzando a retener esa avalancha de sedimentos que se distribuyeron a lo largo de esa hoya. La laguna de Cabral fue confinada hacia la parte norte de la sierra de Bahoruco, y la llanura que se formó era salobre, pero fue lavada convirtiéndose en el siglo XX en los terrenos para la siembra de caña del ingenio Barahona.

Hay en la actualidad instituciones llevando a cabo interesantes estudios e investigaciones para determinar las causas del crecimiento del nivel. Es real el aporte de agua que llega del lago haitiano Azuei, que ya ha inundado áreas que antes eran edificaciones y desplaza un volumen apreciable hacia la cuenca del lago dominicano. Esto, aparte del tradicional aporte que se infiltra desde el río Yaque del Sur, así como la que baja de la Sierra de Bahoruco.

Es previsible, si las condiciones de subida del nivel de las aguas del lago continua, se ha de producir un éxodo apreciable de mucha gente hacia Barahona o la capital, para evitar sucumbir en la miseria. Es una lástima que las autoridades, al no tener en agenda sus aspiraciones continuistas, hayan abandonado a una pobre región sometida a las cambiantes acciones de la naturaleza, afectada por las acciones depredadoras de la humanidad.

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