Las amígdalas ¿Cuándo extraerlas?

Las amígdalas ¿Cuándo extraerlas?

POR MARGARITA QUIROZ
La automedicación excesiva e inadecuada de la penicilina, empleada por algunas personas en casos de amigdalitis, ha contribuido a que éste antibiótico produzca  una tasa de resistencia de hasta 50%, lo que en lugar de matar la bacteria que provoca la infección, la regenera y, por consiguiente, los cuadros clínicos sucesivos se presenten más severos.

De ahí que una cantidad considerable de dominicanos se vean recurrentemente  afectados por episodios de amigdalitis y, al cabo de un tiempo, quieran acabar con el problema de la forma más drástica: la cirugía.

¿Pero, ante un caso de amigdalitis aguda y recurrente, es recomendable que el paciente se opere? ¿Son las amígdalas realmente órganos necesarios e imprescindibles? ¿Es prudente que se extraigan completas? Sin duda, éstas son algunas de las interrogantes que, por lo general, se formulan los afectados en momentos de una crisis.

De acuerdo a Luis Felipe Encarnación, presidente de la Sociedad Dominicana de Otorrinolaringología, las amígdalas son órganos linfáticos que ayudan al desarrollo de las defensas del organismo. Éstas se conocen como amígdalas palatinas y pertenecen a una masa de tejido linfático llamada anillo de Waldeyer; conjuntamente con las linguales, adenoides y la faringe.

Lo que significa que el anillo Waldeyer de la garganta está conformado por cuatro tipos de amígdalas con funciones diferentes, no obstante, las que causan problemas en el organismo son las palatinas y las adenoides y, por tanto, en determinado momento, el paciente se beneficia de operarse.

De ahí que el especialista afirme que las amígdalas son órganos necesarios pero no imprescindibles, ya que en muchos casos “dejan de ser defensa para convertirse en ofensa”. 

Las amígdalas palatinas están conformadas, a su vez,  por unos agujeros en donde se alojan desechos de comida, que con el paso del tiempo, se pudre y forma unos granitos blanquecinos denominados caseun.

Normalmente las amígdalas expulsan este material putrefacto, pero a veces no, y ésta es la causa de infecciones de amigdalitis por bacteria.

Al presentarse, entonces, el cuadro característico: altas temperaturas, dolor en la garganta, cabeza y articulaciones, así como amígdalas agrandadas, rojas y con placas blanquecinas, el paciente toma, desde el lecho de su casa, la decisión de operarse, sin pensar en el verdadero diagnóstico de un especialista.

Como bien explica Encarnación,  para que una persona se someta a una cirugía tiene que determinar, a través de pruebas de laboratorio, (hemograma y cultivo de garganta) qué tipo de afección padece y la frecuencia con la que se presenta, ya que la amigdalitis tiende a confundirse con otra infección de la garganta llamada faringitis, que es una inflamación en las paredes que provoca generalmente síntomas similares a la amigdalitis.

Para que una persona se beneficie de una cirugía debe experimentar cinco episodios de amigdalitis durante un año, o cuatro, durante dos años.

Los especialistas se plantean además no operar a niños menores de tres años, ancianos  y personas con problema de coagulación, ya que durante el procedimiento el paciente se puede desangrar.

En caso de amigdalitis existen cinco síntomas que son clásicos como: el aumento de tamaño de las amígdalas, enrojecimiento, la presencia de placas blanquecinas, dolor y fiebre. En un cuadro de faringitis no se produce  aumento de tamaño de las amígdalas y nunca hay la presencia de placa blanquecina o pus, pero como las palatinas forman parte del anillo linfático también se infectan. De ahí que algunas personas tiendan a confundir la  faringitis  con amígdalas. Según precisa Encarnación, los casos de faringitis en el país son más que frecuentes que los de amigdalitis.

Los virus, principal causa de amigdalitis en el país

Las amígdalas se infectan por causa viral o bacteriana. Las virales son las más frecuentes en el país, predominando en un 60% . El resto, es decir el 40%, se producen por  una bacteria conocida como estreptococo beta hemolítico  del grupo A.

Pese a que en el país no existen datos estadísticos de la población que sufre de amigdalitis y menos de la cantidad de operaciones que se practican al año, el especialista consultado afirma que éstos son muy frecuentes y que sólo en el Centro Médico de Otorrinolaringología, donde trabaja, se practican  de dos a tres cirugías diarias. Es decir, que durante un año esta cifra se eleva a unos 1.095 procesos quirúrgicos.

Como en mucho otros casos, la población más vulnerable son los niños y con esto –comenta el especialista– sucede algo importante que los padres deben saber: “cuando el niño está en los primeros años de su vida, hasta los tres, las palatinas y las adenoides se inflaman frecuentemente porque están en su mayor época de trabajo, es decir, que están conociendo y alojando microbios, especialmente  en época escolar”. Por esto es importante someter al niño a un eficaz y oportuno tratamiento médico con el interés, además, de liberarlo de una cirugía.

En tal sentido, de no hacer lo recomendado, esta inflamación puede producir una apnea obstructiva del sueño, que es una obstaculización en las vías respiratorias, que se incrementa cuando el paciente está dormido, por lo que debe operarse.

Desde la óptica médica, según Luis Felipe Encarnación, lo que se debe hacer es someter al paciente a un tratamiento médico repetido a base de antibiótico para tratar de superar esa época y no tener que operar. “Sí después de pasada esa época el niño todavía sigue sufriendo crisis, entonces no hay otra alternativa”.

Tanto en estos casos como en adultos, la aplicación de penicilina es el tratamiento correcto “el problema es que en la República Dominicana se venden antibióticos sin receta médica y cualquier persona tiene licencia para poner una inyección”. Por lo que se recomienda que el afectado visite un especialista.

Causas de la infección

Las amígdalas se infectan por causa viral o bacteriana. Las virales son las más frecuentes en el país, predominando en un 60%. El resto, es decir el 40%, se producen por  una bacteria conocida como estreptococo beta hemolítico del grupo A. Esta bacteria produce una sustancia que se llama estreptolisina O, mientras que el organismo segrega otra denominada antiestreptolisina O, conocida también como ASO.

Una de las diferencias entre la amigdalitis viral y la bacteria es que la primera deteriora aún más el estado físico del paciente pero, durante menos tiempo. Otra diferencia importante entre los dos tipos de amigdalitis se detecta en el hemograma. Durante una crisis de amigdalitis viral se elevan los linfocitos y en una bacteriana los glóbulos blancos.

En algunos casos, una amigdalitis viral puede originar una bacteriana y viceversa debido a que las amígdalas están sensibles.

La prueba de ASO es un procedimiento que demuestra la presencia de anticuerpos generados por el organismo contra la enzima estreptolisina O, la cual es producida por las bacterias y causa destrucción de los glóbulos rojos. El anticuerpo ASO puede detectarse en la sangre durante semanas o meses después de que la infección primaria ha sido erradicada. Los niveles normales del ASO es de 150 unidades por mililitro.

De acuerdo a Encarnación lo que pasa con el ASO es que  éste se fija a las válvulas cardíacas y al glomérulo del riñón y en el primer caso produce una enfermedad que se llama fiebre reumática que es una complicación que afecta a las articulaciones, la piel, el corazón, los vasos sanguíneos y el cerebro. En un segundo caso produce glomerulonefritis, un tipo de enfermedad renal que afecta a los glomérulos (estructuras importantes muy pequeñas de los riñones que aportan sangre a los nefrones). Durante la glomerulonefritis, los glomérulos se inflaman y reducen la capacidad del riñón de filtrar la orina.

Otra consecuencia de una complicación es que la infección se salga de las amígdalas e infecte el tejido que está alrededor provocando lo que se llama absceso peri amigdalino, es decir, el pus se sale de las amígdalas y por consiguiente hay que drenarlo.

En caso extremo, este absceso puede afectar todo el cuello y producir una angina de Ludwic (inflamación de todo el tejido). Ésta es una infección  gravísima y hay que llevar al paciente al quirófano y cuidados intensivos. Con este cuadro clínico el paciente puede morir.

Técnicas para operar

Para extraer las amígdalas los especialistas emplean varios procedimientos. El bisturí normal (frío o de metal), eléctrico, de radiofrecuencia y láser. Estas tres últimas se han ideado tratando de buscar que  el paciente sienta menos dolor y  casi no sangre, porque la técnica de la disección es bastante sangrante.

La técnica que más se emplea en el país es en base al bisturí eléctrico porque el paciente casi no sangra aunque su desventaja es que duele mucho.

En el caso del láser, la desventaja es que su rayo de luz tiene que ir en línea recta, lo cual plantea dificultad a la hora de trabajar  dentro de una cavidad.

La técnica más moderna es el bisturí de radio frecuencia que es a base de onda de radio frecuencia.

Por ejemplo, para corregir una amigdalitis obstructiva (cuando las amígdalas son grandes y obstruye las vías respiratorias), se usa una técnica para disminuirlas de tamaño, a través del bisturí de radio frecuencia. Este bisturí tiene un electrodo que se introduce dentro de las amígdalas y al activarla se produce una frecuencia eléctrica que produce temperatura localizada de 40 grados que causa un deterioro de la proteína de ese sitio y lesiones. Luego, cuando las amígdalas se están recuperando se encogen. Este procedimiento se debe hacer dos o tres veces en un año.

En caso de una amigdalitis recurrente hay que sacar el órgano completo. Se han planteado técnicas alternativas en las que sólo se saca una parte de las amígdalas, pero no son bien aceptadas por la ciencia médica.

En todo procedimiento quirúrgico la anestesia que se le aplica al paciente es general. Anteriormente se aplicaba de forma local, pero hoy día es considerado un método obsoleto.

Por lo general el paciente se opera en la mañana y se da de alta en la tarde, porque para someterse a este proceso normalmente la persona tiene que estar en ayunas.

La cirugía dura 30 minutos, no obstante, el proceso completo (preparación del paciente) toma dos horas.  Durante el proceso de recuperación la garganta duele por espacio de 7 a 10 días.

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