Las áreas protegidas

Las áreas protegidas

MARTHA PÉREZ
Las Areas Protegidas son espacios reservados de la tierra, con una visión común y  características y manejos  particulares conforme a la realidad de cada nación. Son áreas muy importantes, no sólo por su belleza que atrae a gran diversidad de visitantes de otras naciones y continentes, sino porque aportan servicios ambientales considerados esenciales, como es el agua.

La República Dominicana, por su condición insular, al compartir la Isla Hispaniola con la República de Haití, está sometida a un estado de  vulnerabilidad a los desastres causados por fenómenos naturales, por lo que, resulta beneficioso poder contar con un  Sistema Nacional de Areas Protegidas que pueda garantizar los servicios que brinda el ambiente, como son: Agua, aire limpio; producción de plantas para curar enfermedades; equilibrio para la biodiversidad; servicio económico, incluyendo la actividad productiva para las poblaciones del entorno. Entre las áreas protegidas de nuestro país, en distintas categorías, están Lagunas Redonda y Limón; Laguna Bávaro; Laguna Rincón o Cabral; Reserva Científica Ebano Verde, Lomas Quita Espuela y Barbacoa; Humedales del bajo Yuna; Parques Nacionales Armando Bermúdez, Jaragua; Isla Cabritos, Parque del Este, Lago Enriquillo; Santuario Mamíferos Marinos; Cinturón Verde de Santo Domingo; Los Haitises; Bahía de Luperón; Cada una de estas Areas en sus distintas categorías ofrecen servicios ambientales, económicos y sociales de gran importancia para el desarrollo de la República Dominicana, lo que significa que constituyen una gran riqueza, que bien administrada puede contribuir a mitigar los niveles de pobreza.

Al parecer, en ese contexto no han considerado -aunque lo saben- senadores y diputados representantes del pueblo dominicano ante las Cámaras Legislativas, la importancia de las Areas Protegidas; tampoco lo ha considerado así -lamentablemente- la Suprema Corte de Justicia, con el dictamen que declara el nuevo “Sistema de Areas Protegidas de la República Dominicana, emanado, justamente a nueve días de haberse conmemorado el Día Mundial de los Humedales (2 de Febrero) – lo que da la idea del último día del novenario a  “difuntas Areas Protegidas”- que prácticamente comenzarían a desnaturalizarse y a degradarse con la implementación de mandatos de la nueva Ley, que mutila algunas de ellas, en lugar de mantenerlas con sus características y condiciones;  e inducir a establecer políticas de protección y uso racional y sostenible. ¿En qué basaron sus decisiones los representantes del pueblo ante las Cámaras Legislativas? Se dice que en el combate a la pobreza; en la cantidad de Areas Protegidas de otras naciones como México, Costa Rica, Taiwán, etc., en comparación con la República Dominicana; y en el crecimiento turístico y económico. ¡Qué pena!. Si así fuese, lo primero que debieron hacer nuestros queridos legisladores, es dedicar el tiempo necesario y requerido para estudiar un asunto de tal naturaleza y magnitud; se trata de un asunto para lo que se necesita de una “cabeza fría” (sin pasiones, presiones  ni intereses) en el marco del análisis técnico-científico; y legal; en los órdenes político, social y económico; y por demás, entender que como tal, el asunto en cuestión es del interés nacional, no particular ni grupal. ¿En nombre de quién, creen diputados y senadores que actuaron?; ¿del pueblo que los eligió? ¡No, qué va! Ese pueblo ha sido ignorado. Pero en poco tiempo podría -por necesidad- ser tomado en cuenta y “consultado” por aquellos congresistas que necesitarán de su apoyo para seguir en sus curules. Y es ahí donde los hombres y mujeres deberán dar sus respuestas, a lo que se ha hecho con el futuro de la calidad de vida de sus hijos, nietos y biznietos; con el futuro de las nuevas generaciones, en materia de desarrollo, calidad de vida y sostenibilidad.

¿Cómo hacer concordar esa actitud de legisladores con las políticas diseñadas por el señor Presidente de la República doctor, Leonel Fernández, en favor del medio ambiente y los recursos naturales; en favor del combate a la pobreza; en favor de la educación; de la economía; del desarrollo sostenible, entre otras acertadas políticas que tienen como “materia prima” al pueblo como sujeto del desarrollo?. En el tren del país, todos debemos ir en una misma dirección, aunque en lo particular (o grupal) pensemos distinto. Hoy tenemos que hablar de una nueva situación de las Areas Protegidas, a partir de la nueva Ley, que sin dudas va a tener efectos sociales y económicos en corto plazo y efectos de impacto negativo ambiental en mediano y largo plazo; sobre todo en zonas de mayor impacto, como es el Parque Nacional del Este; así como en las poblaciones aledañas. ¿Qué ocurrirá con el turismo de naturaleza fomentado en este lugar, que sólo de enero a mayo del 2004 movilizó a mas de ciento cuarenta mil visitantes? Qué ocurrirá con las comunidades allí circundante y su actividad productiva? Qué ocurrirá con los arrecifes coralinos de las playas; con la reproducción y habitad de peces; pensando en éstos últimos también como alimento?. Todos los dominicanos estamos conscientes de que debemos construir el futuro de la nación dominicana; de la necesidad del crecimiento económico; del fomento del turismo; de la inversión local y extranjera. Y también estamos conscientes de la necesidad de una sociedad sostenible que pueda integrarse a participar con equidad en el crecimiento económico para la sostenibilidad ambiental. ¿Garantiza esto de manera integrada la nueva del Sistema de Areas Protegidas? Les invito a que respondamos juntos esta pregunta. Lo haremos en una próxima entrega.

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