Las armas de fuego, otra vez

Las armas de fuego, otra vez

El Ministerio de Interior y Policía ha iniciado una jornada para incautar las armas de fuego que tengan parroquianos en lugares de diversión. Esta tarea la está llevando a cabo a través de su Intendencia de Armas y con el apoyo de fuerzas mixtas de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional. El objetivo es en extremo loable: reducir los hechos de violencia y sus secuelas de muertes y altercados. 

Se trata de otro gran esfuerzo de Interior y Policía que todos aplaudiremos. Pero es imposible dejar de razonar sobre el tema a la luz de nuestra realidad. ¿No es posible ir más allá? ¿No es posible tratar de alcanzar metas superiores en esta materia?

¿Por qué tantas armas en poder de ciudadanos y ciudadanas?

¿No es posible prohibir de manera definitiva el porte de armas de fuego?

Hay evidencias estadísticas acerca de la alta presencia de armas de fuego en los homicidios que se cometen en el país. Entre los años 2000 y 2005, por ejemplo, en el 58% de los homicidios cometidos en el país fueron utilizadas armas de fuego. Una investigación de los académicos Mayra Brea y Edylberto Cabral  consigna que 5,120 personas sucumbieron en esos años bajo el fuego de pistolas, revólveres y otras armas similares.

En esta sociedad, cada día más inclinada al disfrute de una libertad absoluta en todos los ámbitos, es un absurdo prohibir la tenencia y el porte de armas de fuego. Porque no poder llevar una pistola o un revólver al cinto quitaría a no pocos hombres un rasgo importante de su personalidad y hasta de su “hombría”. También se argumenta –con antiguos y conocidos tonos— que ante el aumento de la delincuencia, la posesión o tenencia de un arma de fuego es un mecanismo de disuasión, en algunos casos, y de defensa, en otros.

Lo deseable sería que se pudiera prohibir la exhibición de armas de fuego, es decir,  portarlas o llevarlas en público.

Menos talleres, más acciones

El doctor Jaime David Fernández Mirabal es, posiblemente, uno de los políticos dominicanos con mayor sentido de la realidad. Ahora lo vuelve a mostrar con esta frase que reclama más acciones en el terreno.

Si bien el ministro se ha referido al ámbito de los recursos naturales y el medio ambiente, su reclamo es válido para todas las áreas.

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