Samaná. Como todos los años en estos meses, las ballenas jorobadas dejan las aguas frías para vacacionar en nuestro país. Y es que estos mamíferos son parte de los turistas que nos visitan en invierno para disfrutar de la calidez que brinda nuestra tierra.
Este es otro de los encantos que posee Samaná. Tanto extranjeros como dominicanos planean durante el año reservar un día para presenciar tan emocionante espectáculo.
Al entrar al Santuario de las Ballenas, los visitantes se ponen atentos a mirar en todas direcciones con el objetivo de no perderse ni un momento cuando las ballenas salgan a realizar sus acrobacias.
Estas pueden durar hasta 40 minutos para salir, pero si se sumergen y no alzan su aleta dorsal, es muy probable que salgan entre los diez o quince minutos, explicó Pierre Gallego, guía de Whale Samaná, compañía que organiza excursiones de tres a cuatro horas, a bordo de la embarcación Pura Mía, para observar a estos particulares visitantes del océano Atlántico.
Alrededor de 1,000 ballenas nos visitan cada año, de enero a marzo, siendo febrero el mes de mayor actividad. De éstas, hay algunas muy conocidas, como Salt, a quien se ha visto reproducirse y hasta tener nietos.
¿Cómo las reconocen? Kim Beddall, propietaria de Whale Samaná, explica que existe un catálogo de más de 6,000 ballenas reconocidas y fotografiadas en el Atlántico Norte. Explica que las manchas de la cola de cada una son diferentes. Se podría decir que estas son sus huellas digitales.
¿Cuándo llegaron a nuestras aguas? Según la guía Las ballenas de Samaná de Ken De Pree, esta especie viaja a Samaná desde hace varios siglos; se dice que en las paredes de las cuevas del Parque Nacional de los Haitises hay dibujos de ballenas avistadas por los aborígenes.
La guía explica que también Cristóbal Colón vio ballenas en esa zona, porque así lo registró en su Diario.
Las ballenas jorobadas. Son una especie migratoria. No se quedan en un solo lugar. Van viajando de un lugar a otro. El verano lo pasan en el Norte, donde se alimentan (no comen aquí: hacen sus reservas de alimentos para el viaje). Y en tiempo de frío vienen a las Antillas Mayores, para aparearse y tener sus crías.
Según dice, son una especie que siempre está alegre, pero según la guía de Pree, en el apareamiento lo están aún más, especialmente los machos.
Y mientras las ballenas hacen sus acrobacias e interpretan sus melodías, los humanos nos deleitamos con tan hermoso espectáculo marino.
La responsabilidad de las instituciones
Acuerdo
El Ministerio de Medio Ambiente, junto a otras instituciones gubernamentales, no gubernamentales y locales, se comprometieron mediante un acuerdo a establecer y aplicar un sistema de vigilancia y control que garantice el cumplimiento de las regulaciones y a fortalecer el sistema de monitoreo de los mamíferos marinos en estas aguas para garantizar la observación de las ballenas sin perturbación de sus actividades normales de reproducción.
La temporada de observación de ballenas dinamiza la economía de toda la zona durante los meses de enero, febrero y marzo, ya que más de 30 mil turistas extranjeros y dominicanos hacen la excursión para contemplar el espectáculo.