POR YULY ARROYO
La reina de los océanos nos visita de nuevo, y es que ya se ha hecho costumbre que en el largo transcurrir de su vida, las ballenas jorobadas se trasladen a aparearse y a disfrutar del calor que les ofrece las aguas de la gran y hermosa Bahía de Samaná.

Como cada año, miles de dominicanos y extranjeros esperan con ansias su visita desde el 15 de enero hasta aproximadamente el 15 de marzo en la gran bahía para disfrutar de su presencia y su gratuito espectáculo de cantos y saltos y así poder plasmarla en una cámara fotográfica o de video y recordarla por siempre.

Por este particular privilegio es que la Secretaría de Turismo, en coordinación con instituciones públicas y privadas de Samaná, así como con las asociaciones ecológicas de botes, trazan pautas y planes necesarios para el mayor y mejor disfrute de su visibilidad a lo largo de su estadía en una de las zonas turísticas más importantes y paradisíacas de nuestro país.

Toda la provincia, incluyendo campos y parajes, además del sector comercial, unen esfuerzos para ofrecer seguridad tanto a las ballenas como a los visitantes que vienen de distintos países del mundo, ya que es desde la Bahía de Samaná donde se tiene un contacto visual más cercano y directo con estos encantadores mamíferos marinos.

Las también denominadas cantantes de los océanos llegan a República Dominicana procedentes del Golfo de Maine y de San Lorenzo, así como desde New Foundland, Terranova, Labrador en el Este de Canadá, Groenlandia e Islandia. Para llegar a la Bahía realizan un recorrido de alrededor de unos 64.751 kilómetros sin alimentarse, como tampoco lo hacen en su estadía en nuestras aguas. Al retornar a los mares donde permanecen la mayor parte del año se alimentan de arenque y cepelin.

En esta temporada de observación, las excursiones nacionales y extranjeras hacia Samaná se multiplican con el único fin de ver de cerca el circo acuático de este enorme cetáceo efectuando saltos, aleteos, coleteos y otras manifestaciones corporales en el agua, producto de un simple y natural cortejo para buscar aparearse. Tales coqueteos se convierten en un majestuoso espectáculo que ha llevado a que cada año aumente el número de sus observadores.

Aunque nuestras aguas son visitadas por otras ballenas como la Orca, Piloto, Cachalote Pigmeo, la Picuda de Antilla y Cuviern, entre otras, ninguna resulta tan atractiva como las denominadas jorobadas, que aunque no lo son, este apodo viene de su aspecto formado así por carecer de aleta dorsal y en sustitución tienen una pequeña joroba o aristas que les permiten emprender una inmersión profunda.

CUALIDADES DE LA REINA DE LOS MARES

En la evolución de este mamífero su aleta dorsal desapareció debido a su hábitat en el Ártico, que para respirar, ante la fricción con el hielo en la superficie, fue haciendo que esta aleta desapareciera a diferencia de otros cetáceos y de ahí viene el nombre de jorobadas. Pueden llegar a medir hasta 30 metros de longitud y pesar hasta 150 toneladas, convirtiéndose así en el mamífero más grande del planeta.

Entre sus incontables características, las ballenas jorobadas emiten sonidos que por años han sido objeto de estudios de varios científicos marinos llegándolas a llamar las cantantes del océano.

Estos gigantes marinos emiten una secuencia de sonidos largos y complejos con una duración de entre 10 y 12 minutos, repitiéndose luego de forma idéntica. Tiene la particularidad de ser el único mamífero emisor de sonidos con capacidad de poder cambiarlo, realizando así un concierto que insinúa apareamiento del macho a la hembra y cortejo de la hembra al macho.

Investigadores han grabado y recopilado en CD y cassetes los sonidos de estos cetáceos, convirtiéndolas en hermosas melodías que se utilizan en la ambientación musical para diversas producciones cinematográficas.

Uno de los rasgos más sorprendentes del canto de las ballenas jorobadas es la tendencia al cambio. Esta es una faceta que sólo parecen compartir los humanos, las ballenas y los pájaros.