Las bandas juveniles y su potencial de empoderamiento social: el caso de Guachupita  

Las bandas juveniles y su potencial de empoderamiento social: el caso de Guachupita  

En el país existen programas y proyectos con niños, niñas, adolescentes y jóvenes en situación de calle e insertos/as en bandas-pandillas juveniles por instituciones no-gubernamentales como: Profamilia, Casa Abierta, Niños del Camino, Caminante, Fundebmuni, Muchachos y Muchachas con Don Bosco, Acción Callejera, entre otros.

Estos programas muestran que la niñez y la adolescencia en situación de calle y riesgo  tiene  capacidad para reaprender y ser agentes de cambio si tiene acceso a oportunidades para romper con su contexto de exclusión, inequidad y violencia.

Hace unos años, Copresida desarrolló un proyecto educativo enfocado a la prevención de VIH y SIDA y las ITS con jóvenes insertos/as en Pandillas Juveniles-Naciones y en situación de calle,  a través de una organización juvenil “Red de jóvenes Unidos de Guachupita”.

El Proyecto fue evaluado por ONUSIDA, la investigadora Marija Miric con la asesoría de Tony De Moya en el 2008.

La investigación realizada muestra el éxito del proyecto en sus objetivos principales de prevención de VIH y SIDA y la articulación de esta población en procesos comunitarios y de incidencia en la disminución de violencia en el barrio.

Miric y De Moya (2008:30) destacan “el impacto notable del proyecto en el ámbito de la prevención del VIH y el SIDA en Guachupita, particularmente en lo referente a la promoción de las prácticas de sexo seguro y la reducción del estigma y la discriminación vinculados a esta condición de salud en el sector”. Igualmente se identifican  impactos a nivel comunitario como  reducción de violencia e integración de la población juvenil en las redes de solidaridad al interior del barrio.

El éxito del proyecto  “pone de manifiesto el verdadero potencial de los/as jóvenes integrantes de las organizaciones de la calle como líderes comunitarios y promotores de la transformación de su realidad social, siempre y cuando se les facilite la capacitación y el empoderamiento necesario en este proceso” (op.cit, pp.32).

“Las naciones funcionan como redes de apoyo mutuo para adolescentes y jóvenes del barrio y la pertenencia a la nación significa pertenecer a una familia unida, que brinda afecto e impone reglas. A la vez, las naciones proporcionan ayuda a sus miembros en situaciones de necesidad” (IBIDEM).

Pandillas, bandas juveniles-naciones pueden convertirse en un espacio para el empoderamiento juvenil y la promoción de cambios en las prácticas de violencia social y delincuencia juvenil. Solo necesitan un Estado e instituciones que le ofrezcan oportunidades e inviertan en ello.

 Esa es la opción para la niñez, adolescencia y juventud en situación de riesgo y no la reclusión por  10  y 15 años como se pretende con las modificaciones al Código del Menor.

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