Las barreras naturales contra huracanes

Las barreras naturales contra huracanes

Las angustias vividas por los dominicanos, en la primera semana del presente mes a raíz de la amenazante trayectoria del huracán Irma, están muy frescas en la memoria, lo cual nos permite ciertas reflexiones sobre el más peligroso fenómeno meteorológico de los últimos años. Y ahora bajo la amenaza de María.
El gobierno montó un aparataje de informaciones para advertencia de la población que hicieron creer que el mundo se acabaría. Por tanto era necesario adoptar toda clase de precauciones para evitar tragedias humanas. De seguro que los dueños de supermercados y comercios similares deben estar muy agradecidos de las autoridades por esa ayuda para aumentar las ventas, y al mismo tiempo las recaudaciones fiscales se dispararon. El pánico ha vuelto de nuevo a cundir con María, pero confiamos en la protección que nos brindan las montañas para mitigar la peligrosidad de los daños previstos para hoy.
Cuando el huracán Irma venía desarrollándose en su trayectoria en el Océano Atlántico y amenazaba penetrar a la región caribeña por su puerta natural de las isla de Barlovento, se fueron haciendo los vaticinios y sin lugar a dudas nuestra isla estaba en la trayectoria directa del fenómeno más peligroso del siglo. Y efectivamente arrasó con las pequeñas islas de San Martin, Barbuda, Tortola y para poner proa hacia Puerto Rico.
Sin embargo, a medida que el Irma se asomaba a las grandes islas caribeñas ocurrió el fenómeno que ocurre cada vez que un huracán nos amenaza y presagia una destrucción tremenda. Irma, al llegar frente a Puerto Rico y la isla de Santo Domingo en el horizonte, se desvió unos cuantos grados hacia el norte y su ojo se desplazó de manera que pasó a más de 150 kilómetros al norte de Samaná. Ese giro fue distinto a lo que ocurrió en 1998 con el huracán George, que tuvo una trayectoria Este-Oeste. Eso fue por una razón muy poderosa que mantuvo su ojo al sur de la Cordillera Central, de manera que atravesó la isla a lo largo de esa cordillera, llevando su destrucción a todo lo largo del país en especial en los pueblos del sur, siendo el más castigado San Juan con su tragedia en la Mesopotamia.
La existencia de las escarpadas cadenas de montañas de la isla se convierten en la temporada ciclónica en el valladar salvador de sus dos países. Las excepciones más connotadas a ese comportamiento ocurrieron con San Zenón en 1930 y David en 1979 con daños imborrables en la mente de todos los dominicanos. Ambos entraron al territorio por la parte sur y los vientos y nubes se elevaron sobre las montañas, para ir a parar al Océano Atlántico después de ocasionar severos daños a las propiedades de los dominicanos. Los daños más recientes perduran en nuestras mentes, como los de 1979 con David y con George en 1998. El huracán Inés en septiembre de 1966 arrasó con la península de Barahona, manteniéndose por debajo de la sierra de Bahoruco.
Las cadenas de montañas de la parte dominicana tienen una misión de salvaguarda del territorio y de sus habitantes. De ahí que las cordilleras y sierras, la Septentrional, la Central, la Oriental, Sierra de Bahoruco y la Sierra de Neyba, que tienen sus ejes orientados en la dirección este-oeste de la isla, cumplen un rol protector que evita muchos daños en las temporadas ciclónicas. De ahí que a veces uno no se explicaba las desviaciones de las trayectorias de huracanes que aparentemente venían directo a impactar en la isla. De repente se desviaban o hasta se desvanecían, como ocurría en la década de 1950 con sistema de vigilancia y pronósticos muy precarios. Parte de las cadenas montañosas también se extienden a todo lo largo de las dos penínsulas haitianas y aparecen en Cuba en la Sierra Maestra y el Escambray. Recuérdese que el daño de Irma en la vecina isla fue hacia la zona occidental, que es la más llana, en especial la región de La Habana y allí hubo muchos daños. Al igual en La Florida, que es un estado llano. Todavía perduran en nuestras mentes la visión que nos mostraba la televisión e internet de los daños que iba ocasionando el huracán en su paseo de sur a norte a largo del estado de la Florida, que todo es una llanura de manglares y sin elevaciones notables.
El huracán María está en el horizonte. De nuevo trae una trayectoria de norte-noroeste y nos da la ventaja que probablemente pasará al norte de la isla por estar siendo empujado por las cadenas de montañas que protegen a la isla.

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