Las bolsas europeas muy nerviosas ante cascada de malas noticias

Las bolsas europeas muy nerviosas ante cascada de malas noticias

PARÍS. Los mercados europeos vivían este jueves una jornada frenética, con fuertes caídas provocadas por la degradación de la coyuntura mundial y un nerviosismo generalizado que afectaba en particular a España y a Grecia.

«Hay un poco de pánico a corto plazo, que cristaliza todos los temores alimentados desde hace semanas sobre el crecimiento» mundial, comentaba el analista Alexandre Baradez, de IG, resumiendo el ánimo general.

El presidente francés, François Hollande, atribuyó el movimiento a «la incertidumbre internacional», ya que «Estados Unidos se está ralentizando y Europa tiene un crecimiento muy débil».

Las bolsas europeas abrieron con ganancias este jueves. Pero pronto se dieron la vuelta y retomaron las bruscas caídas del miércoles, día en que ya cerraron con fuertes pérdidas por una salva de malos indicadores en Estados Unidos y China.

Hacia las 11H50 GMT, París perdía 2,24%, Fráncfort 1,71%, Londres 1,76%, Milán 3,28% y Madrid 3,56%.
«Hay un poco una caída libre. El mercado vuelve a estar deprimido, a falta de nuevas noticias, y dentro de un contexto de gran nerviosismo», observó Andrea Tuéni, analista de Saxo Banque.

Como siempre ocurre en estas situaciones, los inversores huían del riesgo y preferían valores refugio como el dólar, el oro o la deuda alemana o norteamericana. El euro caía frente al dólar, ajustándose más al umbral de 1,28 USD, y el petróleo se orientaba igualmente a la baja, con el WTI cerca de los 80 dólares el barril.

– España y Grecia acusan la tensión – Este jueves, los mercados europeos se llevaron además dos malas noticias. La primera fue la confirmación del dato de inflación en la Eurozona en septiembre, apenas 0,3%, su nivel más bajo desde octubre de 2009.

Este indicador sigue alimentando la amenaza de una deflación, que sería fatal para un crecimiento económico ya de por sí estancado.

La otra mala noticia es que España no recaudó lo esperado en sendas emisiones de deuda a 10 y 15 años. En la línea a diez años, de referencia en el mercado, hubo una subida del tipo medio de interés, lo que ilustra la tensión sobre la deuda de los países del sur de la Eurozona (Italia, España, Portugal y Grecia).

Igualmente hay nerviosismo con Grecia, donde el gobierno quiere salir en los próximos meses del plan de rescate financiero internacional. Grecia acordó en 2010 y 2011 dos programas de asistencia financiera con la UE y el Fondo Monetario Internacional para financiar su deuda, ya que los mercados le exigían intereses prohibitivos.

La ayuda de la Eurozona termina este año, con un monto restante de 1.800 millones de euros, aunque la del FMI está prevista hasta 2016.

Prueba de la tensión que genera en los mercados en torno esa salida del plan de rescate, este jueves el Banco Central Europeo (BCE) se comprometió a garantizar una mayor liquidez a los bancos griegos.

Poco después, la Comisión Europea quiso enviar un mensaje de tranquilidad afirmando que «seguirá ayudando a Grecia de todas las maneras posibles», incluso una vez terminado el programa en curso. Los inversores estarán ahora muy atentos a la apertura a las 13H30 GMT de Wall Street, que también cerró el miércoles con pérdidas tras la publicación de tres indicadores estadounidenses decepcionantes.

Influidas por esos malos datos, las bolsas asiáticas también cayeron este jueves: Tokio perdió 2,22%, Seúl 0,37%, Shanghai 0,72% y Hong Kong 1,03%. Una fuente del mercado dijo que la caída generalizada «es señal de cierta sensación de capitulación en los mercados».

«Hemos visto el crecimiento revisado a la baja (por el FMI para la zona euro, ndlr), las dudas sobre los beneficios de las empresas, el alza del dólar, el ébola y el anuncio hoy del BCE sobre Grecia.

Todas estas pequeñas cosas se van acumulando y pueden acabar por generar esta capitulación», según esta fuente. Baradez relativiza el movimiento observado, afirmando que «la caída de los mercados es probablemente un fenómeno a corto plazo, y que no se parece ni a la crisis de las subprime ni a la crisis de la deuda en la Eurozona».

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