Cuando grupos y partidos políticos, que no tienen una mayoría clara, sólida, actúan sobre el mismo campo electoral, es normal que haya acuerdos, tratativas, intentos de actuar unidos, entre quienes buscan dirigir el gobierno.
La fotografía de un grupo de políticos con los brazos levantados, en señal de acuerdo, es un poema a la diversidad y al esfuerzo por lograr un objetivo común: desplazar del poder al hasta ahora hegemónico Partido de la Liberación Dominicana.
Por supuesto que llama la atención ver entrelazadas manos de personas que se sabe que eran, son y serán antagónicos porque el rechazo, entre unos u otros, está específicamente detallado en su ADN.
Todo vaya en amor a Dios, dice un dicho popular, solo que Dios no juega pelota, no da los números de los billetes ni se ha dispuesto a dirimir diferencias entre hombres cegados por el brillo del manejo del Estado.
Confieso que me gusta, me complace, aplaudo el esfuerzo que hacen partidos y grupos por actuar al unísono en las elecciones del 2020, tanto en el nivel congresual como en el nivel presidencial.
Lo del nivel presidencial no tiene diferencias: todos votarán por el mismo candidato a la Presidencia de la República; donde habrá un voto variopinto es en los niveles congresuales y municipales.
Un partido no actúa para un día, por eso dicen algunos tratadistas y sabihondos que, en política no hay enemigos, que el adversario de hoy puede ser el aliado de mañana, o viceversa.
De ahí mi preocupación: ya el candidato a senador por Santiago, Eduardo Estrella, le dijo al candidato presidencial, Luis Abinader, que él (Estrella) es independiente. Eso es lo que significan sus palabras.
¿Qué importancia tiene la declaración de Estrella? Que él va en la boleta del PRM, pero conserva su cabeza para pensar y actuar; que no necesariamente obedecerá líneas y directrices que le trace el Partido Revolucionario Moderno. Así es como se lee.
La sincera declaración de Estrella quizá no sea expresada con anticipación ni públicamente, pero está implícita en otros casos de independientes y no independientes postulados por la yunta PRM y el partido, en ciernes, de Leonel Fernández.
El acuerdo entre las partes dice que actuarán conforme al interés nacional y otras frases hechas que se escriben, pero, a la larga, son de difícil ejecución. Al fin y al cabo ¿qué es el interés nacional? La frase, de tan manoseada ha perdido su efectividad y anda en una nebulosa.
Permítanme crear un escenario: se necesitan tres cuartas partes del Congreso para tomar una u otra decisión trascendente ¿quién tendrá el almidón para poner de acuerdo tantos intereses contrapuestos?