Las BURBUJAS de la felicidad

Las BURBUJAS de la felicidad

En Navidad y Año Nuevo se brinda con champagne. La época coloca en la sobremesa las mejores bebidas y licores, pero el momento cumbre de la noche se le deja al champagne, que llena las copas de alegría, expectativas y buenos deseos para el nuevo año que se avecina.

El sonido seco del descorche y la efervescencia de la bebida dan paso al ambiente festivo y la efusividad de los grandes momentos. Es que, de hecho, el consumo de champagne siempre ha sido un símbolo de celebración.

No es una tradición nueva, ni ha elevado este vino espumoso desde una posición humilde sino que desde el principio el champagne debutó en grande, haciéndose popular en las cortes francesa e inglesa del siglo XVII. De ahí que sea considerado una bebida lujosa, de élite o en este caso, reservada sólo para ocasiones muy especiales.

Sus características burbujas se deben a que el champagne después que se ha convertido en vino se somete a una segunda fermentación con levaduras y azúcar, la cual produce abundante dióxido de carbono que desata las burbujas al destapar las botellas, que a su vez están diseñadas en cristal grueso y oscuro para resistir el carbónico que produce las burbujas.

A esta tradición también se ha introducido el consumo de la cava, versión española del champagne francés que tiene denominación de origen que ubica la producción del original en la región francesa de Champaña. La cava, también con denominación de origen, es producido en Cataluña, España, aunque también es producido en otras ciudades.

Y si bien hay quienes dicen que el consumo de cava compite con el champagne en Navidad, lo cierto es que el espumoso francés ya se ha unido a través de la historia con las tradiciones de fin de año. En cualquiera de los casos, hay bebidas de calidad y otras de no tanta, unas más secas y otras más dulces, así que sea cava o champagne dependerá de su elección.

Cómo tomarlo.  El champagne se debe servir en copa tipo flauta. Antes de servir debe enfriarse poco a poco hasta alcanzar una temperatura entre 6 y 8 grados. Esto puede lograrlo introduciendo la botella en una cubitera con agua y hielo por un espacio de 20 minutos a 1 hora.

Al momento de abrir la botella extraiga el corcho suavemente, sin hacer ruido, para que el gas escape de forma natural y no pierda vino. Sirva inclinando la copa ligeramente para que se formen más burbujas y menos espuma. No llene más de la mitad o dos tercios.

La temperatura es muy importante porque si está demasiado frío el champagne pierde su sabor y si está muy caliente no habrá aroma ni espuma.

Aunque se suele dejar para el final, es mejor servirlo como aperitivo. 

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En sentido general

El champagne es un vino espumoso blanco, producido a partir de las uvas de la región de Champagne: Pinot Noire,  Pinot Meunier y Chardonnay. Las dos primeras son uvas tintas pero el proceso de prensado para obtener el mosto se hace tan rápido como para que la piel no pueda teñirlo. El champagne clásico se deja envejecer en una bodega por lo menos durante 15 meses.

Variedades más comunes

Según el contenido

de azúcar

1.   Brut Nature:  Menos de 3 gramos de azúcar por litro (sin adición de azúcar).

2.  Extra Brut:  0-6 gramos p/litro.

3.  Brut:  Menos 12 gramos de azúcar por litro.

4.  Extra Seco:  Entre 12 y 17 gramos.

5. Seco:  entre 17 y 32 gramos.

 6. Semiseco:  entre 32 y 50 gramos.

7. Dulce:  más de 50 gramos de azúcar por litro

Según las uvas usadas

1. Blancs de Blancs:  Sólo de uva blanca chardonnay.

2. Blanc de Noirs:  Sólo de variedades de uva tinta.

Según el color

del champagne

1.  Blanco:  que va desde el amarillo claro de los jóvenes al amarillo oscuro de los más envejecidos.

2. Rosado:  que mayoritariamente se obtienen del ensamblaje de un vino blanco y uno tinto.

En función del ensamblaje

El ensamblaje es la mezcla de vinos de diferentes cosechas y cepas

1.  Non-millésimé:  Ensamblaje de vinos de distintas añadas.

2. Millésimé:  Ensamblaje de vinos de un mismo año por ser una añada “excepcional”.

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